Compartir:

IMF

 

Por Margarita Toral de Martínez

Master en Terapia Familiar Sistémica Psicoterapeuta de Familia y de Pareja Licenciada en Orientación Familiar

 

Atracción, enamoramiento y amor son palabras muy diferentes que tienen que ver con los diferentes momentos de una relación de pareja.

Hemos oído decir que a una persona o una pareja se le acabó el amor, o que su cónyuge ya no es quien solía ser. También al consultorio vienen por el mismo tema, generalmente molestos porque el otro ha cambiado y se niega a ser como era antes.

Veamos estos dos casos: 

Martha, de 36 años, va a consulta porque cree que su matrimonio está terminado. No está dispuesta a seguir con su esposo Ricardo, de 41. Él ya no es detallista como cuando comenzó la relación. Ahora se pasa trabajando y no piensa en más, ni siquiera les da mucha atención a ella y a su hijito. Llega cansado y se queda dormido enseguida. “¿Qué me hago con un “paquete” que solamente trabaja?”, dice Martha.

Otro día llega Sergio a consulta, quisiera convencer a Susy, su esposa, para que también vaya, porque desde que ella terminó su carrera y comenzó a trabajar, ya no se preocupa de darle el desayuno, sale corriendo, se arregla solo para el trabajo, “siempre con un uniforme que en nada le favorece, ellaes una mujer muy bonita”, asegura Sergio. Los fines de semana no se arregla como a él le gusta y ya no salen a “farrear” como lo hacían antes. “Se ha vuelto como aburrida”, insiste.

DISCUSIONES

 

Quejarse y criticar no es una solución positiva a nuestros
problemas en pareja.

Las etapas de la relación

Le puede pasar tanto a un joven como a un adulto, que se fijan en una mujer porque tiene unos ojos almendrados, una voz encantadora, una figura de modelo; tal vez sentirá simple atracción sensual o sexual, muchas veces revestida de sentimentalismo, y se tiene la ilusión de estar perdidamente enamorados.

Al principio de una relación nos gustan ciertas características de la otra persona, generalmente físicas. En ese momento estamos en un primer nivel, el biológico; se siente atracción, aunque se creerá estar “enamoradísimo”. En realidad es atracción, que si es correspondida producirá placer.

En la siguiente etapa, la del enamoramiento, valoramos en el otro sus características psicológicas, lo que le da identidad: ya no es solamente la forma de hablar si no de qué habla, lo que transmite cuando habla, cuando camina, cuando ríe. ¿Demuestra seguridad o timidez, superficialidad o profundidad?

Se valora cómo se siente con la otra persona, cómo cubre las necesidades psicológicas que tiene cada uno, se habla de ser complementarios.

En esa etapa es que se conoce a la persona cómo es, cómo reacciona ante las circunstancias de la vida. La persona trata de poner inteligencia y voluntad, entra en ese proceso de conocerse mutuamente: ¿cuáles son los valores personales de cada uno?, ¿cómo el otro me va a ayudar a caminar por la vida sin tropezarme? ¿cómo voy a poder ayudar al otro para ser mejor? Si es así, entonces sí podremos hablar de amor.

Compartir: