En este nuevo año, los países miembros de la ONU firmarán un Pacto Mundial para buscar una migración segura, ordenada y regular. Pero, ¿bastará ese acuerdo para que surja una visión positiva hacia los migrantes por parte de la población y los gobiernos?
Antecedentes
En la Cumbre de la Naciones Unidas celebrada el 19 de septiembre de 2016, los estados miembros acogieron la Declaración de Nueva York (13 sept. 2016), que expresa el deseo tanto de “salvar vidas y proteger derechos” de los migrantes, como de “compartir la responsabilidad a escala mundial”. Después, el 4 de diciembre de 2017, se celebró en Puerto Vallarta (México) la reunión preparatoria de la Conferencia Intergubernamental, para preparar el documento definitivo que se firmará a finales de este 2018.
Necesidad de un pacto mundial
En Puerto Vallarta, la Representante del Secretariado para la Migración Internacional, Louise Arbour, afirmó que ningún país puede enfrentar el fenómeno migratorio por sí mismo. Arbour explicó que la única manera de abordar el reto del siglo XXI sobre la migración masiva es mediante una respuesta coherente por la comunidad internacional, porque “el movimiento de las personas a través de fronteras es, por definición, una realidad internacional”.
Hacia una nueva visión sobre los migrantes
La Representante destacó que el Pacto Mundial para la Migración es una oportunidad para “reorientar la narrativa – a menudo tóxica- contra las personas migrantes” hacia una “narrativa más precisa” que reconozca el apoyo que representan las personas que llegan a otros países.
De modo convergente, el Papa Francisco, en su mensaje para la 51ª Jornada Mundial de la Paz 2018, también pidió una nueva manera de considerar a las migraciones globales, para que ya no se consideren como una amenaza, sino que sean contempladas “con una mirada llena de confianza, como una oportunidad para construir un futuro de paz”.
Descubrir la grandeza de los migrantes
Esta nueva mirada hacia los migrantes y refugiados, según el Pontífice, “sabe descubrir que no llegan con las manos vacías” porque ellos traen consigo “la riqueza de su valentía, su capacidad, sus energías y sus aspiraciones, y por supuesto los tesoros de su propia cultura, enriqueciendo así la vida de las naciones que los acogen”.
Ese nuevo paradigma hacia los migrantes sabe también descubrir “la creatividad, la tenacidad y el espíritu de sacrificio” de incontables personas, familias y comunidades que reciben a los migrantes y refugiados, “incluso cuando los recursos no son abundantes”, añadió el Papa.
Epílogo
Los fenómenos migratorios están muy lejos de detenerse, porque las diferencias económicas y la falta de paz que los producen seguirán presentes. Para resolver con eficacia los problemas que conlleva la migración, hace falta tanto la acción internacional como la ayuda de los particulares; pero ante todo lo primero es que cambiemos nuestra propia percepción sobre los migrantes y refugiados.
El presupuesto para que el Pacto Mundial sobre Migración pueda dar resultado es que encuentre apoyo en los ciudadanos, que –con una nueva mirada– aceptemos la llegada de los migrantes y los acojamos como una riqueza humana y cultural, sin reducirlos a la imagen de mera mano de obra.
Por: P. Luis-Fernando Valdés
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