Los padres envejecen y sus necesidades físicas pueden cambiar, pero la necesidad que tienen de que los ames nunca lo hace. A veces, sin darte cuenta y sin que ellos te lo digan, los lastimas. Verifica que no estás haciendo algo de esto.
1. No los llamas con frecuencia.
Necesitas tomar la iniciativa para llamarlos. No importa si es una llamada corta. Pregúntales qué hicieron durante el día y comparte lo que haces. Si empiezan a darte consejos que no deseas, solo di, «Gracias papá, aprecio tu preocupación, sólo estaba pensando en ti y quería saber lo que haces».
2. Les pides dinero.
Eres un adulto y debes ser capaz de proveer para ti mismo y tu familia. Tus padres han trabajado por lo que tienen, y merecen cubrir sus propias necesidades. Ayúdalos a proteger lo que les pertenece. Necesitan ser capaces de disfrutarlo en sus últimos años.
3. Olvidas sus cumpleaños.
Les encanta que los recuerden en sus días especiales. No necesita ser una celebración elegante, solo un recordatorio. Si no tienes el dinero para un regalo, de seguro tienes dinero para una tarjeta. Si vives cerca, visítalos para darles un abrazo. Hazles saber que los recuerdas.
4. No les ofreces ayuda.
Puede que estés pensando que le dijiste a tu papá que te dejara saber cualquier cosa que puedes hacer por él, pero no te ha dicho nada. Es probable que él dude porque piensa que estás demasiado ocupado, o tiene miedo que no quieras hacerlo en verdad. ¿Qué te parece sugerirlo tú? Mira alrededor y nota sus necesidades.
5. No los incluyes en los eventos familiares.
Ellos no necesitan que los incluyas en todo, pero si en los eventos más importantes, invítalos. Quieren ser parte de las ocasiones especiales, como las cenas de celebración, bautizos, un concierto en el que tu hijo participa, bodas o vacaciones. Permíteles disfrutar estando contigo.
¿Es esto lo que quieres?
Mira cómo tratas a tus padres y pregúntate a ti mismo: «¿Esta es la manera en la que quiero que mis hijos me traten cuando envejezca?». Tus hijos están aprendiendo al observar la forma que tú tratas a tus padres. Es una lección que nunca olvidarán. Si no estás haciéndolo bien, no es demasiado tarde. Puedes hacer un cambio este mismo día. Empieza por levantar el teléfono y llamar a tus padres en este instante.
Vía Familias.com