El dolor crónico ha sido recientemente incluido en la Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE-11).
El dolor, por lo general, es reconocido como una señal de alarma que nuestro cuerpo envía para protegernos. Sin embargo, cuando este se prolonga por tres meses o más, se considera dolor crónico y deja de ser una medida de defensa para convertirse en una enfermedad que merma la calidad de vida de los pacientes.
El doctor Marco Narváez, presidente de la Federación Latinoamericana de Asociaciones para el Estudio del Dolor (FEDELAT), destaca algunos datos esenciales para comprender la enfermedad que afecta entre el 27% y el 42% de personas en Latinoamérica.
El dolor crónico es una enfermedad en sí misma
Recientemente, ha sido incluido en la última versión de la Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE-11). Para el presidente de FEDELAT, este hito “es un paso muy grande que da la medicina moderna para incrementar el bienestar de los pacientes a través de una mejor formación en las universidades y el desarrollo de mayor investigación”.
Es uno de los principales motivos de consulta médica
Entre las causas más comunes que hacen que un paciente con dolor asista a un especialista, se encuentran la osteoartritis, el dolor de espalda y los dolores de cabeza. Su contacto inicial suele ser con los médicos de atención primaria y medicina interna, razón por la cual “es esencial que los profesionales de estas áreas cuenten con la formación adecuada para evaluar, diagnosticar, brindar control y tratamiento oportunos del dolor”, señala el Dr. Narváez.
El dolor crónico puede ser incapacitante
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), el impacto del dolor crónico es significativo, dado que una de cada tres personas pierde la capacidad de desarrollar sus actividades diarias con normalidad. Ese es el caso del médico Yuri Echegaray, quien, a causa del dolor crónico que lo aqueja desde hace 30 años, disminuyó su motricidad y el desempeño de actividades diarias como la laboral.
“El dolor crónico en las rodillas me impidió practicar deportes como solía hacerlo y, en el trabajo, provocaba que adoptara posiciones anómalas que me generaron también dolor en la columna”, comenta.
El acceso a su tratamiento es un derecho humano
Así lo declara la Organización Mundial de la Salud (OMS). En línea con ello, la Asociación Internacional para el Estudio del Dolor (IASP, por sus siglas en inglés) determina que cada persona siente dolor de una manera única y particular, por lo cual es importante que el abordaje de la enfermedad sea personalizado y multidisciplinar, de acuerdo con las necesidades de cada paciente para asegurar la mejora integral de la salud y un menor impacto en la vida de la persona.
Su evaluación correcta y oportuna es esencial para proveer alivio al paciente
Dado que la complejidad de esta condición no puede ser vista, definida ni sentida por el médico que la diagnostica, la evaluación del dolor crónico requiere de una historia clínica completa y detallada, de exámenes clínicos exhaustivos y del uso de escalas de autoevaluación del dolor, como la Escala Visual Analógica (EVA). Lo anterior permitirá estimar la intensidad del dolor que describe el paciente para brindarle diagnóstico y tratamiento adecuado.
En Latinoamérica, se están llevando a cabo iniciativas entre instituciones y países para promover la atención del dolor crónico, como el Primer Consenso Latinoamericano de Dolor Crónico que “busca el apoyo de los gobiernos y sus respectivos sistemas de salud para mejorar la disposición de recursos que faciliten la capacitación e investigación en beneficio del tratamiento de los pacientes”, finaliza el presidente de FEDELAT.
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