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Al ser humano no le es fácil entender el proceso de crecimiento que enfrenta, mucho menos cuando de hijos se trata.

¿Cuántas veces no has escuchado esta frase?: «Es una etapa. Ya pasará». Caramba, los seres humanos nos la pasamos entre etapa y etapa y, si uno se descuida, termina por no poder disfrutar nunca su presente. Imagina, pues, que ya estás (o eso crees) acostumbrado a tu bebé. Dominas el cambio de pañales, la preparación de mamilas, el baño en su pequeña tina, la rutina del sueño nocturno y entonces una mañana, todavía medio dormido, tu hijo te suelta, a quemarropa:

—No papá, no quiero esa ropa

¡Así es! Sin que te dieras cuenta, el destino te alcanzó y el muchacho ya manifiesta sus gustos. Prepárate porque a partir de ahí tienes nada en esa etapa en que no es un bebé, ni es un niño: es un párvulo: ahora le tendrá miedo a la oscuridad, es la etapa de las pesadillas y terrores nocturnos y, sí, su respuesta muy frecuentemente va a ser un rotundo: «¡No!». Entonces hay que estar muy al pendiente de estas señales que te indican que está nadando en esas aguas:

Te pide su ropa

Olvídate de los gorritos multicolores o las playeras que digan «mi papá es el mejor». Ahora te pedirá que lo vistas con algo que se sienta cómodo. Aquí viene el tema del personaje favorito o el color. Es importante este tema porque a partir de aquí es un primer paso para otorgarle seguridad; claro todavía podrás colocarle algunas cosas que sean de tu agrado pero serán menos. 

Competirás por la idolatría

Papá y mamá ya no serán los únicos salvadores del mundo. Entonces se tiene que compartir el sitio con algún personaje, dibujo o juguete. Claro, esto es temporal ya que después con buena labor se retoma el sitio.

Abrazarlo es una batalla

Oh sí, esto es una gran verdad. Cuando son bebés, pese a que quizá no les guste, no tienen de otra y se aguantan a tanto abrazo. Al crecer, tiene más fuerza y un no sé qué, que ya no les gusta que los abraces y menos en público. Entonces viene el negociar abrazos.

Tu gran baile ya no es gracioso

Esta es clásica de niños más grandes. Ese baile que te hizo famoso y que incluso logró hacerlo dormir en las noches más complicadas, ya no es gracioso. Es más, nada de lo que hagas será gracioso, te pedirán un comportamiento impecable, sea lo que sea que entiendan por ello.

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Te enseña cosas

Llegas a casa y el vocabulario que tiene es digno de profesor de literatura de la Universidad de Cambridge. No recuerdas en dónde aprendió a brincar de esa forma ni sabes dónde adquirió la frase de moda que trae. Sí, tu bebé se fue, y ahora debes aprender a lidiar con un niño con nuevas ideas y gustos.

 

Familias.com

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