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Este año se cumplen 50 años del estreno de 2001: Una odisea en el espacio, una cinta tan hermética y fascinante que ha entusiasmado a la mismísima Filmoteca vaticano que la considera una de las cintas más importantes del siglo pasado

A Stanley Kubrick siempre le han perseguido las anécdotas. Resultaba un personaje tan hermético y enigmático que (casi) todo lo que se sabe del director de La naranja mecánica nos han llegado de amigos, colaboradores y familiares del director. Una de esas anécdotas cuenta que cuando Kubrick estaba rodando El resplandor, una noche llamó por teléfono a Stephen King, autor de la novela en la que se basa el film, y le pregunto: ¿crees en Dios? 

De ojos a la galería, Stanley Kubrick fue un personaje abiertamente ateo, casi ofensivo con los que sí creemos en Dios. Sin embargo, el estreno de 2001 lo trastocó todo. Sin ser una película explícitamente religiosa y sin mencionar a Dios en ningún momento, el film apuntaba constantemente a la existencia de una figura divina.

De hecho, tras el estreno de 2001, a Kubrick le preguntaron sin dar demasiados rodeos si 2001 era un título católico y el director, muy en su estilo, contesto con acertijos: “Diré que el concepto de Dios está en el corazón de 2001, pero no en ninguna imagen antropomórfica tradicional de Dios. No creo en ninguna de las religiones monoteístas de la Tierra, pero sí creo que se puede construir una definición científica intrigante de Dios”.

La figura divina en el filme

Dicho de otro modo, puede que en la película no existan claras e inequívocas referencias a Dios pero la idea sí está presente en su alma y corazón. Al fin y al cabo, lo que 2001 propone es algo absolutamente trascendental, una “comunión” casi “mística” entre el hombre y el infinito.

Aprovechando el 50 aniversario de 2001, la Filmoteca vaticana proyectó la película en un pase privado semanas antes de que llegara a medio Europa.El interés de la Iglesia por la película de Kubrick siempre ha estado sobre la mesa. Puede que 2001 no llegue a posicionarse pero la eterna e indisoluble idea de Dios está ahí. De hecho, la Filmoteca vaticana considera la película de Kubrick una de las cintas más importantes del siglo XX y la primera, por sus cualidades artísticas.

Cuando la película se estrenó en 1968, fue un éxito inesperado porque los jóvenes de la época literalmente “alucinaban” con una sucesión de imágenes que no terminaban de entender muy bien. El film, el fue bien recibido por la crítica aunque hubo quien la tachó de pretenciosa. A estos, Kubrick los tacharía de “dogmáticos y ateos”. Debía existir algo de lectura trascendental, de fe, de ver y creer más allá de lo que uno veía para comprender y disfrutar del todo una película tan enigmática como 2001.

El director y sus creencias 

2001 A SPACE ODYSSEYPuede que Kubrick no fuera a misa todos los domingos pero le gustaba creer en Dios. Cuando estaba haciendo El resplandor, él entendía que la película era una propuesta optimista porque si existían los fantasmas es que había algo después de la muerte y eso era una buena noticia.

Cuando Kubrick murió en 1999 y después de más de treinta años interpretando y analizando 2001, alguien le preguntó a Katharina Kubrick, hija adoptiva del director, si Stanley Kubrick creía en Dios:

“Es una pregunta complicada. Creo que él creía en algo (…) De hecho, era un poco fatalista pero también muy supersticioso. (…). No sé exactamente en qué creía, probablemente habría dicho que nadie puede podría saberlo con certeza (…) Le pregunté una vez después de El resplandor si creía en fantasmas. (…) creo que dijo “espero que sí” ”.

Vía Aleteia

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