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La mayoría de las personas dicen que ser tía es de lo mejor del mundo, y que sólo tiene cosas buenas. Yo solo puedo estar de acuerdo, pues desde que empecé a ser tía, mi vida cambió completamente, pasé a dar más importancia y valor a las cosas, gestos y momentos, pasé a querer dar siempre lo mejor de mí por ellos y con ellos, ser tía es la eterna tentativa de ser absolutamente todo para alguien.

1. Ser tía es conseguir el mejor regalo de tu hermano o de tu hermana, aquel con el que peleamos toda la vida, y sólo tener que amar a ese pequeño ser más y más cada día, ser tía hace pensar cómo es ser madre, sólo que sin tanta presión ni responsabilidad.

2. Ser tía es reírte de tu hermano o hermana cuando aún no saben tomar y cargar a esa personita, y pensar que: “no debe ser tan difícil”. Hasta que llega el momento de ser nosotros los que lo tomamos en brazos y lo abrazamos, y pensamos que tenemos el mundo en nuestros brazos, y temblamos, intentando disimular nuestra falta de experiencia.

Ser tía es preocuparnos por ellos como si fuesen nuestros hijos, pero sabiendo que tienen padres y madres que los cuidan

3. Ser tía es volver a imaginar, a creer y a soñar, es estropear con mimos y regalos, es poder oír la palabra “tía” y sentirse cada vez un poquito mejor, es perder definitivamente todas las armas y armaduras cuando se oye por primera vez la palabra “tía”. Es no poder resistir tomar en brazos, abrazar, mimar y dar besitos. Ser tía es aprovechar breves periodos de tiempo y compañía y transformarlos en eternos momentos de recuerdos. Ser tía es preocuparnos por ellos como si fuesen nuestros hijos, pero sabiendo que tienen padres y madres que los cuidan, y que son ellos los que tienen la parte más aburrida.

4. Ser tía es no verles en 15 días y tener la sensación de que ya empezaron a hablar otro idioma, y que ya están más mayores que nunca, y con ellos vemos y aprendemos que el tiempo pasa muy rápido y que no lo podemos controlar. Ser tía es aprender a pelear con cariño cuando alguien no nos quiere dar un besito, es definitivamente el mejor tesoro que la vida nos dio. Es formar parte de historias y procurar estar siempre cerca cuando te necesitan. Es descubrirse alguien mejor siempre que recuerdas que eres tía de alguien tan especial.

5. Es también cambiar los peores pañales sin enfadarse y sin crear problemas, es jugar con el amigo imaginario, y tener que pasar la noche sin dormir, sólo para velar el sueño del que más se ama. Las tías pueden amar de la misma forma que la madre, guardar los secretos como una hermana, dar amistad y cariño como una amiga, y amar a esos pequeños seres como si fueran tuyos.

No es posible hablar mucho del papel de una tía en la familia, pues cada una de ellas ocupa un lugar diferente y especial. Ellas sólo piensan en amar y en agradar, y siempre que tienen una oportunidad, también quieren besar y abrazar. Es tan grande el amor, que mal puede expresarse en palabras.

Ser tía, resumiendo, es amar a una persona que no es nuestra, pero a la que pertenecemos, es acompañar la vida de quien vive otras historias y que forma parte de la tuya. Es algo maravilloso, es decididamente apasionante y fascinante.

 

Vía: Aleteia

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