Responde con equilibrio ante las ofensas que has sido testigo con estas recomendaciones.
Todos hemos hablado del perdón, algunos lo hemos pedido o concedido de manera culpable, urgente, en medio de urgencias emocionales, sin dimensionar lo que implica y significa.
En ocasiones ocurre luego de un honesto examen de conciencia. Pero perdonar no es un acto culposo, urgente o únicamente de la reflexión, el perdón debe nacer de la necesidad interior sumada a un acto de decisión personal. ¿Por qué es necesario? Porque favorece la armonía interior, las relaciones personales mejoran y las opciones de desarrollo aparecen.
¿Cuándo lo necesitas?
- Cuando te descompones o incomodas ante la presencia o mención de quien es objeto del resentimiento.
- Cuando algunos hechos te recuerdan situaciones desagradables que has tenido con ellos.
- Cuando hablas con ironía, reprochando, burlándote de él, ella o ellos.
- Cuando bloqueas tus esfuerzos de crecimiento personal sin saber por qué.
- Cuando sientes cólera sin razón aparente.
- Cuando te sientes deprimido, inseguro o confundido ante estas experiencias frustrantes.
- Cuando evades lo relacionado con tu último enfado o malestar con una o varias personas.
Una decisión propia
No busques olvidar. El perdón no afecta la memoria, sino que libera el alma. El camino no es sencillo, necesitará fortaleza y valentía para algunos tramos del camino. Por eso, hay que empoderarse ante el perdón. Veamos lo que implica:
Siente: No niegues lo ocurrido ni tus emociones, acéptalas y procésalas. El compromiso personal sostiene la capacidad de asumir tus emociones y los hechos ofensivos que las provocan.
Observa los detalles y supéralos: No busques solo “grandes detalles”, también observa los pequeños. ¿Cómo influyes en los demás al enojarte de manera inadecuada?
Pregúntate correctamente: Desenfócate de tu agobio, la mayoría solo nos preocupamos, juzgamos o culpamos. Lo aconsejable es indagar en nuestro interior.
¿Qué oportunidades trae la situación?: El pasado generalmente sirve únicamente para aprender. Déjate de hacer “más de lo mismo”. Aprende a percibir cosas distintas.
Busca limpiar tu interior: Cultiva tu espíritu. “La oración, tomada en su definición más simple, es tan solo un deseo de volcarnos hacia Dios’ (Phillips Brooks).
Violencia vs no violencia: Genera respuestas emocionales adecuadas, eres responsable de tus actos y te pertenecen las consecuencias.
Aunque en ocasiones creamos tener razones para actuar con hostilidad, ninguna persona tiene derecho a generar violencia o maltrato; nada lo justifica, ni siquiera haber sido ofendido con violencia. Aprende a responder con equilibrio ante las ofensas, seamos justos con quienes convivimos, generalmente nada tienen que ver con lo que te ocurre.
Encuentra un propósito nuevo, renueva tu misión familiar, y pregúntate: ¿qué estás haciendo por tu vida?
¡Pon manos a la obra y limpia tu interior! Recuerda que es muy difícil hacer feliz a alguien si tú no lo eres. No cometas el grave error de saber que no eres feliz y no hacer nada al respecto.
Escrito por: Dr. Jhillmar Llerena R., Terapeuta Familiar.
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