Las personas que padecen este trastorno se escudan en la teoría que comen saludable.
Dietas muy rigurosas sin carne, grasas, azúcar, sustancias artificiales, alimentos con pesticidas o herbicidas, son señales que una persona sufre de ortorexia, un trastorno alimenticio que afecta gravemente al organismo.
Puede presentarse en personas con carácter obsesivo, que empiezan con dietas extremadamente saludables o que han padecido de anorexia y bulimia. Introducen alimentos naturales, cultivados ecológicamente y sin nada de grasa.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el 28% de la población occidental padece de ortorexia. Este grupo de personas no se preocupa por la cantidad de alimentos que ingieren, sino por la calidad, pues creen que comiendo extremadamente saludable van a prevenir o curar posibles enfermedades.
La ortorexia puede causar en el paciente carencias nutricionales. Al no sustituir alimentos que aporten los mismos complementos se derivan afectaciones como la anemia, falta de vitaminas, falta de energía e incluso trastornos psiquiátricos.
¿Cómo diagnosticamos?
No es fácil de identificar porque las personas se escudan en “comer saludable”. Sin embargo, algunas preguntas pueden ayudar a identificarla.
¿Se preocupa más por la virtud de lo que come que por el placer de comerlo?
¿Pasa más de tres horas al día pensando en comida saludable?
¿Se siente superior respecto a otras personas que no comen como usted?
¿La calidad de vida disminuye a medida de que la calidad de la dieta aumenta?
¿Se siente culpable si incumple su régimen?
Complicaciones
Pérdida de peso. La restricción calórica causa una marcada e insana pérdida de peso.
Problemas de salud. La ortorexia avanzada puede causar hiponatremia (niveles bajos de sodios), pancitopenia (niveles bajos de glóbulos rojos, blancos y plaquetas) y acidosis metabólica cuando el cuerpo produce demasiado ácido o los riñones no lo eliminan.
¿Se puede prevenir?
Este trastorno sí se puede prevenir y una forma de hacerlo con nuestros hijos es educándolos y ensenándoles a comer todos los grupos de alimentos que son necesarios para el buen funcionamiento del organismo.
Comer es escuchar nuestro organismo, es decir, tener la capacidad de comer cuando se tiene hambre y terminar de comer cuando ya no es necesario.
Por: Paula Pesantes
Nutricionista