En 2012 a uno de los dos hijos de Keith Stuart le dieron un diagnóstico abrumador: le anunciaron que estaba dentro del espectro autista.
Las repercusiones que suponía algo así parecían insalvables. Pero, en esa época, Keith empezó a jugar a los videojuegos, sobre todo a Minecraft, con sus dos hijos. Keith llevaba toda la vida jugando y desde 1995 se dedicaba a escribir sobre ellos. Primero para revistas especializadas como Edge y Official Playstation Magazine y, durante los últimos diez años, para la sección de videojuegos de The Guardian. El fructífero intercambio creativo y el inesperado florecimiento de comunicación en su familia a raíz de los momentos de juego que compartían, son el germen de la historia que se cuenta en «El niño que quería construir su mundo». Novela que Stuart escribió y que cobra especial relevancia en el Día Mundial de la Concienciación del Autismo.
El libro, como dice este periodista, “es una historia sobre un padre que quiere saber cómo comunicarse con su hijo que tiene autismo. Un hombre que se ha olvidado de jugar, pero que está a punto de volver a aprender ambas cosas”.
Sobre la convivencia familiar que mantienen, manifiesta que cada día ha sido mejor, y más ahora que Zac (hijo de Keith) ya tiene 11 años. Sin embargo, aún hay cosas que necesitan trabajar para saber que Zac se siente seguro y feliz. Se agobia con los cambios, por ejemplo, cambiar de una actividad a otra. “No podemos anunciarle que nos vamos todos de compras, y esperar que se ponga la chaqueta y los zapatos para salir. Sufre con los cambios de planes rápidos”. Esto hace que cada mañana Keith dibuje un horario muy visual con todas las actividades que van a realizar durante el día. La esposa de Keith hace un dibujo específico para cada actividad, para que él entienda cuando es hora de comer, de hacer deberes del colegio, o ver la televisión.
Minecraft un espacio para crear
En cuanto al mundo de los videojuegos, Keith comenta que Zac desde muy pequeño se vio atraído por la tecnología. Le llamaban la atención las computadoras, tablets, reproductores de música y más. Por su parte, Keith siempre fue fanático de los videojuegos y era un pasatiempo que realizaba a menudo. “Cuando Zac tenía dos años empecé un juego llamado LitteBigPlanet que permite crear tu propio nivel. Zac estaba encantado de poder hacer cosas en la pantalla. Cuando Minecraft salió al mercado imaginé que le podía interesar porque también requiere creatividad a la hora de construir”. Y así fue, Zac se vio fascinado con el juego, el cual permitió crear un espacio de comunicación entre padre e hijo.
Mucha gente que está dentro del espectro autista disfruta con Minecraft porque les otorga libertad creativa mientras están seguros en un entorno predecible. El juego posee reglas muy claras y fácilmente entendibles. Además, existe un servidor de Minecraft llamado Autcraft que está especialmente diseñado para niños del espectro autista que les permite jugar y socializar.
Minecraft ayudó a Zac permitiéndole ser creativo de una forma que tenía sentido para él. No tenía la paciencia para dibujar, o pintar, pero con este juego era capaz de construir castillos y mansiones fantásticas. “Le permitía expresarse y esto es sencillamente maravilloso. Mientras jugaba con su hermano pequeño, también aprendía nuevas palabras en función de lo que quería construir. Así que también le benefició en esa área”, comenta Keith.
Diversas personas que se encuentran dentro del espectro autista tienen que lidiar contra los elementos de la comunicación que los demás dan por hecho. Como lo es el lenguaje corporal, el contacto visual, etc. Sin embargo, mientras juegan no se tienen que preocupar de esto. Solo de construir, explorar y disfrutar.
Vía: ABC de España