Hace muchos años, cuando mis hijos empezaron a asistir a preescolar, nos dimos cuenta junto a mi esposa que no es lo mismo educar a los hijos en casa cuando son muy pequeños, a hacerlo a través de terceros en una institución educativa privada o pública. Ya que no solo cuenta el desarrollo intelectual de los niños, también cuenta su salud, su entorno social, desarrollo emocional y conciencia moral y espiritual.
Toda familia que tiene la tarea de educar y velar por el buen desarrollo de sus hijos debe contar con algunas herramientas que les permita planificar, estructurar y comprobar que el futuro les será favorable, evitando caer en dificultades económicas o emocionales que trunquen estos planes. He aquí la importancia de educarnos como padres y conocer las maneras de administrar nuestro hogar, algo que no se compra en el supermercado pero que su presencia en nuestras vidas será muy importante.
Cuando hablamos del futuro de nuestros hijos no podemos escatimar esfuerzos, se echará mano de todos los recursos que estén a nuestra disposición para no cometer errores, entre estos encontramos:
Uso sano y consecuente de nuestro dinero
Nuestros hijos deben ser testigos de un modelo de uso adecuado del dinero. No podemos esperar que ellos ahorren cuando nosotros desperdiciamos el dinero en festejos y salidas innecesarias, esto no quiere decir que neguemos una salida al cine o a tomar helados, siempre y cuando sea de acuerdo al bolsillo y la disponibilidad de la familia.
Respeto al desarrollo de cada hijo, a sus necesidades e intereses
Este nace de la vida familiar cotidiana, espacios donde cada quien ocupa un lugar en la mesa, en la mente y en el corazón de cada miembro del hogar. Se respetan los horarios y las costumbres de casa, no hay espacio para los abusos ni para el silencio que tanto daño puede hacer a la familia.
Planificación
Esta hará posible usar los recursos de casa cuando sean necesarios, aunque a veces haga falta el dinero, no solo este debe dirigir nuestros intereses y metas que nos trazamos como familia. No podemos pensar en un hogar sin dinero, así como tampoco podemos esperar que el dinero dirija todas las decisiones en casa.
La espiritualidad
Aunque último es el más importante de todos. La espiritualidad con la que educamos a nuestros hijos, esa fuerza que nos viene de lo alto y que a quienes somos creyentes entrega una fuerza, garantiza los puntos anteriormente citados. Esta no se puede explicar solo como un fenómeno religioso, sino como un movimiento pedagógico que nace de alma y que debe plenificar la vida.
Si bien la situación económica que vive el país no es la mejor cuando la canasta básica familiar supera los $650,00, lo que significa que el sueldo básico no satisface las necesidades básicas se convierte en una razón por la que muchos hermanos no tienen dinero ni tiempo para educar y compartir con los hijos. Por tanto cómo podemos..subsanar esta dificultad desde nuestra propia realidad, sabiendo que muchos factores no dependen de nosotros, sino de las políticas públicas que no siempre son favorables. La respuesta está en mirar nuevamente nuestro entorno y ubicarnos como hermanos, como vecinos y como ciudadanos que enseñen a sus hijos a vivir con un valor poco conocido: la austeridad.
Así como María nota que los novios en Caná ya no tienen vino, se da cuenta de una necesidad del espíritu y del cuerpo, y acude a Jesús para que obre el milagro. Pero ella misma vive en austeridad en Nazaret, es la madre y esposa del carpintero que seguramente deberá racionar la comida y hacer sus propios milagros, como muchas madres lo hacen para alimentar y mantener el espíritu en alto. Que esta imagen de María, madre de austeridad y libertad frente a los bienes materiales, sepa guiar nuestro actuar como padres en medio de tiempos de crisis, sin abandonar el anhelo de prosperidad que es también un derecho, al que como familia podemos aspirar, todo en beneficio del desarrollo físico, emocional y espiritual de nuestros hijos.
Por: Lcdo. Víctor Cárdenas Negrete
Centro Pedagógico Kentenich