El cuidado del hogar y de los hijos sin dejar a un lado la profesión, sí es posible.
Kathy Hamilton de Coronel creció viendo a su padre construir barcos como un pasatiempo. En aquella época Kathy se divertía martillando, haciendo sillas, mesas, manualidades y cosiendo vestidos para sus muñecas. Siente que desde esos días nació la pasión y vocación por su profesión: diseño y decoración de interiores.
Si bien luego de graduarse del colegio ingresó a la universidad para estudiar educación especial, sabía que lo que verdaderamente llamaba su atención era otra área. “Siempre estuve vinculada a las manualidades. Sin embargo, no lo veía como una carrera y tampoco era una profesión de aquella época”, comenta Kathy.
Ahora es madre de 7, situación que ha sabido combinar y manejar entre sus labores como mamá y como profesional. A partir de que nacieron sus hijos, empezó por decorar sus habitaciones. Con cada uno iba innovando, creando espacios especiales y únicos. Cuando recibía visitas en casa, le preguntaban quién había hecho la decoración, lo que la llevó a conseguir su primer trabajo pagado como decoradora, pero visto como un hobby. Ya que tener 7 niños en casa era complicado, además de dar un tiempo extra a los estudios y formalizar aquellos conocimientos.
Kathy siempre quiso dedicarse al cuidado y educación de sus hijos dado que los niños a temprana edad necesitan más de su madre. “Tuve la suerte de poder dedicarme a ellos. Actualmente, para las parejas jóvenes es más difícil y doy gracias a Dios que lo haya podido hacer”, manifiesta Kathy.
No obstante, nunca faltaron las preguntas al querer saber cómo hacía para educar a 7 pequeños. Como ella lo dice fue cansado, debía estar pendiente de todos, pero prefería no estresarse y enseñarles que entre ellos se podían cuidar, hacerse compañía, jugar y que mamá estaba ahí.
Pruebas que son el inicio de una carrera
Cuando Jorge, el hijo mayor de Kathy, tenía 14 años y su última hija, Adriana, tenía 3, pasaron por una etapa muy dolorosa y triste para toda la familia. Su penúltima hija Paula, falleció a los 5 años de edad. Kathy fue el apoyo tanto para su esposo Jorge como para sus 6 pequeños. “Cada chico vivió el duelo de una manera distinta, cada uno con su personalidad. Yo fui el soporte de la familia y tuve que ponerme en segundo plano”.
Luego de unos cuantos meses, cuando la tristeza empezó a cesar y para el resto todo se tornaba más estable, el dolor de Kathy seguía intacto. Ella, apoyada primero en Dios, en su familia y amigos, decidió que era el momento de dar un paso adelante. Adriana, ingresaba a preescolar, por lo que Kathy tendría más tiempo para dedicarlo a su vocación. Recuerda que una mañana leyendo el periódico vio el anuncio de la carrera de diseño y decoración de un instituto. No lo pensó dos veces y se inscribió. “Fueron 3 años de esfuerzo por algo que siempre me había gustado. Además, me ayudó a sobrellevar aquella etapa y junto al amor de mis hijos, fue mi terapia”, sostiene Kathy.
El amor por la familia y el trabajo
Actualmente, tiene 9 años ejerciendo su profesión con un título de diseñadora y decoradora de interiores. Kathy destaca que lo que más le gusta de su trabajo es poder transformar espacios en donde las familias se sientan felices y a gusto. Además, que ha podido manejar su tiempo sin descuidar su hogar. “Amo mi trabajo porque a través de crear espacios acogedores, ayudas a la familia a que se integre, ya que si tienes un ambiente agradable a la gente le gusta estar en casa”.
Por su parte, sus hijos Jorge (26), Santiago (24), Sebastián (22), David (20), Diego (19), Paula y Adriana (15), siguen siendo su motor y motivación. Y para ellos es un orgullo ver como mamá se realizó profesionalmente y sobre todo que nunca sintieron su ausencia. Al contrario, para Kathy la familia es primero y está satisfecha por la labor que ha realizado junto con su esposo.
Por: Ma. Alejandra Granja Jijón
Lcda. en Periodismo Internacional
Máster en Dirección de Comunicación Corporativa