El título de este artículo puede resultar un poco extraño para algunos. Puede ser por el simple hecho de que en una misma frase lleve las palabra ‘morir’ y ‘bien’, ¿parece “raro”, no?
Vivimos en un siglo muy avanzado en tecnología y ni hablar sobre los pensamientos “abiertos y flexibles”. Sin embargo, hay un tema que hasta hoy sigue siendo tabú: la muerte.
Pero, ¿por qué es un tema tan polémico? Si cuando nacemos lo único que sabemos con seguridad es que vamos a morir. Sucede que no nos educan sobre la muerte, no lo hablamos casi en el colegio, o en la cena, ni pensarlo en un evento familiar. Al contrario, tratamos de evitarlo porque hablar de esta nos produce una especie de miedo. ¿Miedo?, pero, ¿miedo a qué?, si morir es igual de natural que vivir. Justamente es lo que la cultura actual nos vende: que la vida es eterna, que necesitamos de apegos poco sanos y posesiones. Por lo que saber morir a veces es tan difícil como saber vivir.
La clave está en aprender a vivir “bien”. Cuando vivimos con todo nuestro ser, nos arriesgamos a amar, nos implicamos en nuestras relaciones (sociales, sentimentales, familiares, etc.), en los retos que nos proponemos, en lanzarnos hacia aquello que tememos, a abrazar la vida. No obstante que esto implique salirnos de nuestra zona de confort, llegar a la muerte, o al proceso de ella, se vuelve completamente natural.
Aunque no podamos cambiar el pasado, al utilizarlo bien, mejoramos nuestro presente. Como el futuro es incierto, nuestro ser -físico, cognitivo, emocional y psicológico- debe estar en el presente. No hay que posponer sino resolver las situaciones que se van presentando para encontrar tranquilidad. Esto nos permitirá tener una vida con más sentido y así vemos cómo aprender a morir es aprender a vivir.
Al trabajar con personas que viven situaciones cercanas a la muerte, una de las cosas más importantes para conseguir “morir bien” es tener cerca tu red familiar y social de apoyo. Además, la normalización del tema de la muerte y la aceptación de tu partida para tus seres queridos. Asimismo, está el solucionar asuntos pendientes, mantener cierta independencia, autonomía y privacidad, y sobre todo seguir ocupando un rol en tu sociedad, en tu familia y en tu vida espiritual.
Por: Psic. Cl. María José Barredo S.
Master en Cuidados Paliativos y Psicoterapia
mjosebarredo@gmail.com