Perder a tu pareja cuando aun tienes mucho camino por recorrer puede ser muy duro, cómo vives después de esto.
El primer encuentro que tuve con la muerte fue a los dos años, no lo recuerdo muy bien, pero cuenta la historia que gritaba al pasar por el cementerio “belo, belo”, llamando a mi abuelo, de quien me habían dicho que ahí dormía. En el camino de mi vida tuve otras pérdidas importantes. Sin embargo, hay un proceso de pérdida que siempre recuerdo y que me quedó dando vueltas en ese tiempo, sobre todo por las frases que oí. Recuerdo estar embarazada cuando mi tío político entró repentinamente al hospital, fue cuando mi tía perdió a su esposo.
Ellos acababan de regresar de EE.UU con un contenedor para equipar su casa luego de residir allá por 20 años o más. Debían tener un mes de haber llegado, cuando el doctor le comunicó a mi tía que, a pesar de todos los esfuerzos, luego de una semana hospitalizado, su cuerpo no había resistido más con la lucha contra “aquella infección” y él había fallecido. Ella corrió lejos de aquella sala de espera. Yo, por ser la más joven, corrí detrás de ella, con dificultad, pero la alcancé, le tomé la mano e ignorando su dolor le dije: “tranquila, respire conmigo, despacio”. Ella me miró y respondió “¿Tranquila? Se ha ido mi medio mundo, el hombre con quien comparto, mi compañero con el que he hablado todas las noches desde hace 35 años, quien me cogía la mano para darme paz, ¿qué voy a hacer sin él?”
Me quedé muda, ¿qué se le dice a alguien con ese dolor? Las pérdidas de seres amados, no tienen consuelo inmediato. Dicen algunas teorías que las de un hij@ o de un espos@, pueden llegar a ser inconsolables. Eventualmente se resuelve la pena, pero no se vuelve a ser quien se fue antes de esta. Uno cambia para poder manejar el dolor de esa experiencia.
Cómo afrontar la pérdida
Entonces, qué hacer ante la pérdida de nuestra pareja, cómo vivimos esta relación. En el caso de mi tía, no tuvo segundas nupcias. Ella había prometido no volver a enamorarse, entre bromas, y cumplió este acuerdo no dándose permiso para otro amor. Es importante que sepan que mis primos la alentaron siempre a otro matrimonio, ya que ella no llegaba a los 60 cuando enviudó. Aun así, 13 años después, sigue sola. Recuerda a su esposo sin llantos todos los días, es feliz, guardándose para cuando vuelva a verlo. Así es como la fe le da sentido al proceso de pérdida.
Hay otros casos en los que hay segundas nupcias. Estas suelen darse cuando la pareja conversó del tema de manera consciente y clara sobre qué sucedería en el caso que no estuviera alguno de los dos. En las parejas los compromisos hechos en los momentos de unión se quedan grabados y al morir uno de los dos, para quien que queda vivo es difícil romperlos.
La pregunta es: ¿qué se sugiere hacer al quedar viudo? ¿Volver a casarse? Realmente, no hay receta y dependerá de la elección de cada uno. Por esto es importante, que mientras vivan tengan en cuenta lo siguiente:
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Ante esto me queda desearles suerte a aquellos que sueltan el ayer, que construyen el presente y que confían en el mañana. ¡Suerte!
Por: Ma. del Carmen Rodrigo
Psicóloga Clínica