¿Qué sucede cuando los abuelos terminan criando a sus nietos?
Como seres humanos tenemos una vida llena de actividades que evocan emociones y sentimientos basados en nuestros deseos. Para el adulto mayor, esto no es distinto, sin importar su edad forman parte de un mundo donde pueden generar un gran aporte a las familias y a la sociedad.
Estamos ante una época particular, en donde el vivir es rápido. Los padres trabajan, no hay quien se encargue del hogar y como el adulto mayor, quien cumple la función de “abuelo”, está cesante y probablemente con tiempo disponible, es quien se encarga del cuidado de los menores.
Cuando hablamos de un cuidado, en realidad no nos referimos al factor tiempo, sino que está implícita la labor física constante frente a la exploración natural del infante. Es indispensable hacer un retrato imaginario de las demandas y cuidados de un niño. Por un lado vemos que ante esto el adulto se agota, además, de la queja constante de este mismo adulto que evidencia un desgaste físico a medida que pasa el tiempo. Siendo así, ¿por qué someter a un adulto mayor a este rol nuevamente?
Padres que dan todo por sus hijos
Definitivamente frente a esta solicitud ellos no se negarán, porque esto los hará sentirse útil y como padres de sus hijos adultos desean ayudar a mejorar su situación o a hacerle más ligera su carga. Pero cuando esto ocurre deviene una larga lista de reacciones, como por ejemplo:
Desacuerdos sobre las normas o modo de crianza. Ya sea porque se es muy exigente o porque se es muy permisivo.
Eternalizar la crianza de los hijos a través del cuidado de los nietos.
Pérdida de vivencia entre padres e hijos en la temprana infancia. El vínculo que debe existir de paternidad se traslada al adulto mayor.
Ante la urgencia de resolución de problemas se puede despertar en ellos angustias, estrés y otros padecimientos.
Respetar las etapas de vida
Cada etapa tiene consigo un objetivo de vida y de aprendizaje, pero para el adulto mayor, quien ya ha pasado la mayoría de los ciclos, debería estar disfrutando de aquello que lo motive. Pero, ¿cómo hacerlo? ¿Cómo aportar a este deleite o disfrute que el adulto mayor debe tener? Primero, reconozcamos que son personas. Sus opiniones, emociones y deseos aún tienen validez y lo tendrán siempre, por lo que debemos brindarles el espacio para que puedan ponerlo en palabras. También darles la oportunidad de realizar las actividades que deseen con las precauciones según el caso y si no es posible, por alguna condición particular, siempre puede haber alternativas para negociar.
Es importante recalcar que la base de todo es la familia y los más pequeños siempre observarán el accionar del adulto. Por esto se debe inculcar desde su temprana edad el buen trato hacia ellos. Muchas veces son los niños los que refrescan su ambiente. Ellos deben disfrutar de la compañía de los pequeños y no como una responsabilidad de crianza.
Siempre recordémosles que no son una carga para la familia, que un ser allegado les brinde palabras de aliento y vigor les dará tranquilidad. Esto también los impulsará a realizar actividades u oficios que más que un beneficio económico les dé sentido de utilidad. También se puede promocionar su salud física y mental como caminar, ejercicios físicos, teatro, pintura, ajedrez, entre otras. El sentido de utilidad va más allá de satisfacer el deseo de otros, sino de poder construir sus propios deseos en donde la familia y la sociedad hagan su aporte como sea posible para su construcción.
Por: Psic. Cl. Vanessa Zambrano Chiang
Máster en Psicoanálisis con Mención en Clínica Psicoanalítica
Psicóloga del Hogar del Corazón de Jesús de la Junta de Beneficencia de Guayaquil.