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Desde el inicio de los tiempos los seres humanos han sido padres y con mucho éxito, no hay por qué temerle ahora.

Giuliana Caccia es Máster en Matrimonio y Familia de la Universidad de Navarra, creadora de La Mamá Oca y autora del libro Educación en serio.

Giuliana Caccia, está casada y con dos hijos, es Máster en Matrimonio y Familia de la Universidad de Navarra, creadora de La Mamá Oca y autora del libro Educación en serio. Reflexiones para ser los padres que nuestros hijos necesitan. Nos visitó en Guayaquil hace unas semanas para conversar desde su experiencia como directora del área de Familia del CEC (Lima) y responder a ciertas preguntas que los padres se hacen hoy en día. Ante lo que nos deja la siguiente interrogante: ¿estamos listos para afrontar tan solo con sentido común la educación en una época en la que lo “común” es tan heterogéneo y relativo?

Retos para los padres hoy

De manera muy breve, podemos decir que la paternidad se trata de enseñarle a los hijos “lo bueno, lo bello y lo verdadero, para que luego puedan ser libres al escoger lo que les hace bien”, señala Giuliana. Por lo tanto, los padres deben estar seguros de que, lo que ellos creen que está bien, es así, sin dejarse influenciar por tendencias modernas y no solo informándose sino “formándose”.

Uno de los principales retos hoy es la cultura materialista, hedonista y consumista. Esta invita a huir del compromiso, la responsabilidad y del trabajo duro para vivir en una especie de burbuja frágil de placer, huyendo del dolor y sacrificio. Sobre esto menciona que es lo que hace que “eduquemos personas débiles, insatisfechas, que no saben luchar y sin sentido de transcendencia”.

Por esta razón es importante la formación. Los padres no deben hacerle caso a “charlatanes que invitan a creer que todo lo bueno está solo en quererlo, excluyendo la lucha, el esfuerzo o resumiéndolo en 5 tips”.

¡No puedes hacerlo!

Es importante repetirnos que con amor, ternura y respeto por la integridad del niño se pueden lograr muchas cosas. Hoy existe una lucha cultural y social que busca quitarle autoridad a los padres. Se les dice lo que no pueden hacer: que los niños se trauman con los castigos, que las normas les cortan el libre crecimiento, que no es “bueno” decir no, etc.

“Los límites y las normas son buenísimos”, destaca Giuliana, estos marcan el camino de los niños, además les da seguridad y un norte. Los castigos, bien aplicados como técnica, no como acto impulsivo y desmedido, pueden ser formativos. Por ejemplo, si por miedo a reprimirlo, le decimos a nuestro hijo que sí puede tomar una cola a las 8 de la noche, este estará acelerado, no dormirá bien y por consecuencia, no rendirá en el colegio al siguiente día.

No criar hijos caprichosos

No se trata de aplicar técnicas pedagógicas a ciegas. Ninguna fórmula funciona si no sabemos a quién se la debemos aplicar. Por eso hay que entender que cada uno de nuestros hijos es único e irrepetible. Démonos el trabajo de conocerlos y entender qué mueve sus espíritus. Obviamente, hay ciertas reglas básicas de crianza. Los hijos deben aprender de nosotros sobre cuál es el verdadero sentido de la vida, que no está en cuánto tienen o en cuántos títulos logren. Enseñémosles a esperar, a agradecer, a valorar lo bueno, a servir al otro, a ser empáticos y a vivir carencias materiales.

Recordemos que los padres son guías para los hijos. Por lo tanto, Giuliana hace hincapié en que, como todo guía, son sus principales referentes. Si queremos hijos virtuosos, empecemos por uno mismo. Si queremos que le guste leer, que nos vea leer o mejor aún leamos con él. Si queremos que trate bien, tratemos bien a quienes nos rodean. No hay nada que pueda reemplazar la presencia y el ejemplo de los padres.

 

Por: Carol Arosemena

Lcda. en Comunicación y Literatura

Máster en Comunicación y Educación 

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