El ISIL (Estado Islámico de Irak y el Levante por sus siglas en inglés) no ha torturado ni decapitado a cristianos (en relación a la noticia de Aciprensa, publicada por Aleteia y corregida después con base a las confirmaciones recibidas desde Irak), pero sí ha raptado mujeres y ha asesinado a niños yezidíes. Son las necesarias aclaraciones a Aleteia del Patriarca de Babilonia de los Caldeos, monseñor Luis Raphael I Sako, ante las tremendas noticias que llegan de Irak, y que a menudo siembran el terror.
Transferir el mayor número de prófugos cristianos a Bagdad para evitar una catástrofe humanitaria. El patriarca caldeo de Babilonia, Luis Raphael I Sako, explica a Aleteia que está trabajando en sinergia con el gobierno iraquí para llevar a término esta gran operación humanitaria en las próximas horas.
El Patriarca está convencido también de que los ataques aéreos americanos no son suficientes para detener la presión y el avance de las milicias del ISIL.
Actualmente la gran parte de los cristianos expulsados de los pueblos y ciudades de la llanura de Nínive está en condiciones precarias en estructuras de acogida improvisadas, y superpobladas. En la capital, en cambio, estarían bajo un mayor control desde el punto de vista higiénico, para la asistencia médica y la seguridad personal. El Patriarca está convencido también de que los ataques aéreos americanos no son suficientes para detener la presión y el avance de las milicias del ISIL.
– Su Beatitud, a los micrófonos de la CNN, Mark Arabo, un empresario californiano y líder cristiano, ha hablado de “genocidio de los cristianos” y de “sistemática decapitación de niños” por parte del ISIL, precisando que “en Mosul existe un parque donde han sido decapitados niños y sus cabezas colgadas de palos”. ¿Puede confirmar o desmentir estas noticias?
Nada en absoluto. Ninguna decapitación. En Mosul les han robado el dinero, pero los cristianos no han sido atacados físicamente. Ha habido una gran fuga masiva y mucho pánico en la llanura de Nínive. Las personas han sido literalmente echadas de sus pueblos. Ha habido sólo un muerto, un hombre durante un momento de tensión, mientras atravesaba un check point.
– ¿Es verdad que los militantes del ISIL piden impuestos a los cristianos para salvar la vida y, además, que raptan a las mujeres convirtiéndolas en sus esposas?
Son dos noticias ciertas. Ha habido raptos de mujeres cristianas así como peticiones de pagar impuestos. En particular, estos fanáticos piden dinero a los cristianos para dejarles volver a sus casas. Pero los cristianos no se fían. Esta gente cambia continuamente de idea: no se puede confiar en ellos. Quizás un cristiano hoy paga, vuelve a casa para estar en paz y mañana los milicianos le atacan de nuevo y no se sabe con qué consecuencias.
– El gobierno de Bagdad ha acusado a los yihadistas sinníes de haber echado a centenares de yezidíes en las fosas comunes, entre ellos mujeres y niños aún vivos. ¿Qué puede decirnos al respecto?
Lo que ha sucedido a los yezidíes es verdad. Han sido capturadas y raptadas más de mil mujeres. Han muerto también muchos niños. Esta gente no tiene alimento ni agua y se siente aislada del mundo. No sabe dónde ir ni qué hacer.
– Hablando de la crisis iraquí, monseñor Silvano Maria Tomasi, Observador permanente de la Santa Sede ante la ONU en Ginebra, ha dicho que “la acción militar en este momento es necesaria”. ¿Usted qué piensa de la intervención militar estadounidense?
No bastan ataques parciales. La solución a la crisis pasa a través de un acuerdo más amplio con la implicación del gobierno kurdo y del gobierno central iraquí. Sin una estrategia incluyente, el sueño de volver a ver a la gente volver a sus casas no se realizará.
– En este momento, ¿los cristianos tienen el derecho de organizarse para defenderse, o sólo les aconseja huir?
¿Pero cómo pueden organizarse? Ante todo son un número reducido, 400-500.000 en total. Además, la mayor parte ha escapado de los pueblos. Están todos diseminados aquí y allá. Y después, teniendo en cuenta el número y la situación actual, no podrían ni siquiera crear una milicia. Y enfrente tienen extremistas aguerridos.
– Según usted, en los próximos días, ¿a qué escenario asistiremos?
Yo temo que la situación empeore. Hay un problema relacionado con los prófugos, con la emergencia humanitaria, y otro problema de orden político. Por ahora no veo perspectivas. El mundo entero debe movilizarse por la situación de Irak, de lo contrario una solución estable y permanente, en mi opinión, se aleja irremediablemente.
– ¿Excluye un dialogo con los yihadistas del ISIL?
Dígame usted, ¿cómo se puede dialogar con un fanático? ¡Encuentras delante un muro y basta! Yo, al principio de la crisis, intenté hablar con uno de ellos, pero es difícil, no hay confianza, y cambian de idea continuamente.
– ¿Hay riesgo de que la influencia de estos extremistas pueda llegar hasta Bagdad?
Existe el riesgo de que encuentren simpatías. Es difícil que puedan llegar hasta Bagdad, pero no es imposible.
– La Iglesia católica ¿cómo intenta responder al drama de los prófugos?
En todas las iglesias del país hemos habilitado escuelas, dormitorios, espacios para comer. En cada ciudad y en cada pueblo cerca de las zonas atacadas por los milicianos, las zonas de acogida están llenas hasta arriba. Ahora, lo mejor que se puede hacer es transferir cuanta más gente mejor a Bagdad. Estoy en contacto con el gobierno para que esto suceda.
– ¿Cómo podría hacerse este traslado?
Las vías terrestres están cerradas, la única posibilidad son los aviones. Aquí en la capital tenemos más espacio para hospedar a esta pobre gente que corre el riesgo del agotamiento de un momento a otro. Y también hay hospitales y sitios para curarles. Hay ya veinte familias que han llegado de ese infierno, pero contamos con acoger más en breve.
– ¿Qué cuentan los prófugos?
He escuchado sus testimonios y son dramáticos. Pero yo ya estuve en contacto, durante mis visitas a Erbil y a los pueblos atacados, con algunos cristianos de esos lugares. Al escucharles parece haber vuelto otra vez la Edad Media. Me llora el corazón al recordar estos relatos tan tristes y marcados sólo por el miedo y el temor a ser maltratados, golpeados, asesinados. No les queda nada, ni una casa, ni recursos económicos tras años de sacrificios. Pero temen sobre todo que esta situación dure mucho tiempo.
Vía: Aleteia