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¿En la adolescencia se tiene la madurez suficiente para una
relación seria?

Aunque con frecuencia se usa la frase “el primer amor no se olvida”. Cabe preguntarse, ¿realmente nos enamoramos en la adolescencia? Este es un periodo en el que ocurren cambios interesantes a nivel hormonal. Es por esto que pueden surgir grandes expectativas frente a los demás, donde, la aprobación de los otros es un punto valioso para el desarrollo de esta etapa.

¿Son iguales las expectativas de los adolescentes vs las de las adolescentes?

Aunque no se puede generalizar, gran mayoría de las mujeres se interesa por lo que la otra persona les hace sentir, respecto a: detalles, palabras bonitas, gestos de diferenciación en el trato, entre otros. Mientras que los hombres suelen interesarse por “mostrar” con quién están saliendo, que sea la “más bonita del grupo”,..llegando incluso a competir entre ellos. Esta situación, por lo general, ocasiona presión respecto a los estereotipos que se construyen en esta edad.

Frente a todas estas expectativas, como padres de familia, la clave está en conocerlos teniendo un acompañamiento adecuado durante esta etapa. Aquí la comunicación es muy valiosa para que ellos sepan a qué se enfrentan, lo que denominamos como: limeranza. Esta se da al inicio de una relación sin importar la etapa de desarrollo. La diferencia es que, en la adultez, se suele pasar a una etapa de amor verdadero, para lo que se requiere de madurez.

¿Qué es la limeranza?

Se refiere al enamoramiento, en el cual los procesos hormonales y neuropsicológicos causan un efecto de satisfacción incomparable ante la pareja, anulando cualquier defecto que esta tenga. Este puede durar poco tiempo, de ahí que las relaciones durante la adolescencia suelan ser fugaces. Por esta razón se debe hacer un adecuado acompañamiento a los hijos, para así evitar que tomen decisiones apresuradas durante este periodo: como querer vivir con su pareja, estar en relaciones que no les convengan o exponerse a embarazos tempranos.

Como padres podemos estar pendientes de ciertos comportamientos en nuestros hijos adolescentes:

  • En las chicas su forma socializar, a quiénes recurren a hablar de sus dudas (qué amigas). Es importante mantener los canales de comunicación abiertos para otorgarles la información desde la experiencia.
  • Los chicos se exigen más en sus “estrategias de conquista” lo que se evidencia en su comportamiento. Velemos porque que este siempre sea una actitud correcta y respetuosa con sus parejas.
  • La comunicación con los adolescentes no es igual que la de los adultos, ellos no hablan directamente. Como estrategia recurre a artículos relacionados al tema que quieras abordar. Por ejemplo: “Mira hijo qué interesante lo que dice acá… no sabía que esto se denominaba así”, esto lo puede motivar a compartir contigo.
  • Es importante dejar incógnitas en sus mentes, no obligarlos a que “nos escuchen” sino conversar de manera natural, muy seguramente tendrán en cuenta lo que les comentemos para su vida.
  • Cuando un adolescente dice “tengo ganas de hablar”, no lo dejes para más tarde. Luego él o ella puede decir que “ya no” o “que no era importante”. Si esto le suena muy común tome nota. Si nos piden hablar no dudemos ni un segundo de tener disposición para escucharlos.
  • Lo mejor se puede hacer es reforzar el diálogo con monosílabos, observándolo a los ojos y haciéndole sentir que es muy importante lo que le dice.
  • Guardemos nuestros puntos de vista hasta el momento que nos pregunten nuestra opinión, de forma que no se sienta juzgado. Así evitamos que nos digan; “por eso no me gusta contarte mis cosas”. Utilicemos oraciones como: “es muy importante lo que me dices, personalmente yo pienso…”

Recuerden padres que muchas de las conductas que tiene un adolescente no las hace de forma intencionada, sino más bien son el resultado de la etapa en la que se encuentra. Es por esto que el rol como padre y como madre debe enmarcarse adecuadamente para apoyarlo en esta transición importante.

Por: Psic. Carol Obando

Directora Centro Internacional de PNL,

Coaching y Psicología

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