En los últimos días de vida, nuestra necesidades cambian, y dejando a un lado la parte médica, las emociones juegan un rol fundamental.
Carmen es una de esas oncólogas con sala de espera llena, respetada por sus colegas, admirada por sus pacientes. Siempre se ha caracterizado por su buen ojo clínico y su sensibilidad en el trato con el paciente. Ella, aunque siempre muy modesta, se considera a sí misma como una gran profesional y buen ser humano. Es por esto que, cuando luego de muchas semanas de exámenes, diferentes opiniones médicas y largas noches en vela no logró dar con la razón por la que uno de sus pacientes no se estabilizaba, se preocupo y mucho.
Tipos de necesidades
Las necesidades de los pacientes en fase terminal dejan de ser cada vez mas médicas para pasar a ser mas emocionales, espirituales y psicológicas. Claro está que estos síntomas “del alma” no son tan visibles pero si crean síntomas físicos sin razón aparente.
Se pueden encontrar pacientes con diferentes tipos de reacciones y posturas, pero las necesidades casi siempre suelen ser las mismas:
- Asumir y aceptar sus pérdidas, estas pueden ser físicas, familiares, de su propia vida, etc.
- Asumir y aceptar el cambio de roles, en especial cuando el paciente representa un rol de autoridad.
- Asumir y aceptar la posible disfuncionalidad y falta de autonomía.
- Sentirse útil, buscando la forma de que, pese a la enfermedad, existan ciertas cosas que pueda cumplir bajo un propósito.
- Delegar
- Llevar a cabo asuntos pendientes, y esta necesidad es la que más se puede percibir en los pacientes. El poder finiquitar planes comenzados, el poder expresar a otros como se siente, si necesita perdonar, ser personado, agradecer, etc.
- Que su equipo médico y cuidadores sean fuente de descanso gracias al buen manejo de síntomas y buenos cuidados.
- Satisfacer sus necesidades espirituales.
Para esto, el paciente necesita ser escuchado. Parece sencillo, es verdad, pero no es lo mismo escuchar, que escuchar activamente. Es la capacidad de escuchar mas allá de las palabras, es poder ver gestos, percibir emociones, atender y entender el lenguaje no verbal. Justo eso que, en ese momento, Carmen necesitaba para poder entender que era lo que le pasaba a su paciente.
La idea está en poder acompañar (ya sea desde el rol de profesional de la salud, de familiar o de cuidador) al paciente durante su proceso de descubrir lo que necesita y de que forma satisfacer estas necesidades. Es poder reducir las sensaciones de soledad, ayudarlos a aumentar la sensación de control sobre el entorno y su autonomía. A reducir esa percepción de amenaza que tienen hacia la enfermedad o la incertidumbre en sí, a reducir niveles de tensión y sentimientos de ansiedad, miedo o tristeza.
Por: Psic. Cl. María José Barredo S.
Máster en Cuidados Paliativos y Psicoterapia
mjosebarredo@gmail.com