Para la mujer actual sin importar cuál sea la decisión tomada, será difícil enfrentarse al reto de ser mamá.
Pareciera que, así fuera por destino, si nos toca determinada situación, a las mujeres siempre nos estan juzgando, y si nadie lo hace, a veces uno mismo está de juez. Si decidiste quedarte en casa con tus hijos y poner en pausa tu vida profesional escucharás cosas como: “qué desperdicio” o “qué pena, tantos años quemándose las pestañas para cambiar pañales”. Si por el contrario, escogiste seguir trabajando, no faltará quien diga: “pobres niños, criándose en guardería”, “te perderás de muchos momentos” o “no los verás crecer”.
A pesar de estas percepciones, ciertas mujeres tienen la bendición de poder conciliar ambos escenarios, sin que esto afecte su vida laboral, familiar, ni personal. Actualmente, gracias a internet y la tecnología, muchas logran trabajar desde casa, mientras otras emprenden negocios propios manejando su tiempo y espacio. Pero, no siempre es fácil o posible.
La visión de la sociedad
Es que además, ser madre o la maternidad como tal, está infravalorada e incluso por las mismas mujeres. No voy a negarlo, cuando me preguntaban qué hacía, sentía que debía justificar por qué no trabajo y solo estoy con mi hijo, dando explicaciones como: “también estudio” o “buscaré luego trabajo, por cuestiones de la visa no puedo aún aplicar”; como si criar y cuidar a un ser humano 24/7 no fuera suficiente.
Cada mujer es libre de dedicarse, ser y hacer con su vida lo que quiera sin ser juzgada por ello. Lamentablemente, ser madre ha supuesto una discriminación extra para las mujeres en el mundo laboral. En donde, hay una especie de estigma en torno a la mujer embarazada, considerándola como un gasto o molestia para la empresa.
A nivel mundial, las mujeres tienen mayor probabilidad de desempleo que los hombres. No sé qué medidas económicas, laborales o legislativas, se deben tomar para poder reducir o desaparecer esta posibilidad. Pero creo (o espero), que tal vez poco a poco lo logremos con un cambio social.
“La mano que mece la cuna, es la mano que gobierna el mundo” pone en manifiesto, William R. Wallace, sobre este rol tan importante, pero a la vez tan invisible y poco valorado que tenemos. Sería bueno que el pensamiento de este señor se nos contagie, así sea solo un poco. Luchemos por cualquiera de las decisiones que tomemos. Así lograremos salir adelante, siendo luchadoras, valientes, arriesgadas. Aunque nunca está de más recibir un poquito de apoyo y facilidades para poder llevar a cabo esta hermosa y difícil tarea de materna.
Por: Psic. Daniela Nugué
Máster en Asesoramiento Educativo y Familiar
Asesora en lactancia materna