“No puedo entender por qué la gente está asustada con las nuevas ideas. Yo lo estoy de las antiguas”, John Cage.
Conversamos con el catalán Xavier Aragay, consultor con más de 25 años de experiencia en gestión del cambio en innovación educativa, quien ofreció una charla magistral en la Unidad Educativa Javier.
Aragay manifiesta que la educación está buscando nuevos caminos para poder impactar de mejor forma en la juventud y así ser más eficiente en un mundo que está en plena etapa de transformación. “Si el mundo está atravesando por un cambio, la educación también debe hacerlo. Dejemos atrás el modelo educativo del siglo XIX, porque ya estamos en el XXI. Ese modelo en el cual el alumno se sentaba solo a escuchar a su profesor”.
El papel de la inercia y la tecnología
En un mundo en el cual los cambios eran a menor escala, la inercia jugaba un papel a favor. La escuela era, es y será, un lugar seguro, donde los niños y jóvenes pueden desenvolverse, jugar y aprender. Para lograr este objetivo se lo hace un día y otro, y otro, durante un año y más. Sin embargo, en el momento en que el mundo cambia de forma acelerada, por la globalización, la inteligencia artificial, los cambios económicos, las propias familias, etc., aquí la inercia juega en contra.
La eclosión de la tecnología toma desprevenida a la educación causándole una crisis, por ello debe reimaginarse (volver a imaginar la forma en que se ve la educación). En la actualidad los chicos conviven con la tecnología y debemos enseñarles que es una herramienta que les servirá para ampliar sus conocimientos. “De lo que se trata es que el alumno resuelva retos a partir de su curiosidad, trabaje individualmente y en equipo con la ayuda de sus profesores que son quienes poseen el conocimiento, pero es él quien debe descubrir ese conocimiento y para eso necesita tablets, celulares, laptops, pero enfocados a una acción”, argumenta Xavier. Además, afirma que si la tecnología es usada para trabajos y proyectos, esta no dispersa, al contrario, ayuda a resolver.
Abiertos al cambio
Para lograr cambios en cualquiera que sea el ámbito, lo esencial es estar dispuestos a salir de nuestra zona de confort, esa que nos mantiene relajados y creyendo que tenemos todo bajo control. Para Aragay, nuestros jóvenes ya están fuera de esa zona, por esta razón nosotros también debemos hacerlo e iniciar este proceso de cambio. “El alumno aprende haciendo, no escuchando. Los conocimientos se están duplicando de forma muy rápida. Lo que se trata es transmitir conocimientos básicos que den acceso a procesos más complejo”.
Por otro lado, debemos entender que no estamos en el mundo de antes, donde aprendíamos las materias y conceptos elementales de una forma determinada. Ahora no todo se debe centrar en las calificaciones, en memorizar textos y en donde el currículum más extenso es el mejor. El estudiante del siglo XXI debe ser capaz de dominar idiomas, tener nociones básicas sobre temas fundamentales, lo primordial es que sepa dónde encontrarlos, cómo sistematizarlos, cómo realizar una crítica y compartirlos.
Finalmente, Xavier asegura que la escuela y la sociedad deben preparar personas y no máquinas. Sobre todo, anticiparse a lo que sucederá en el futuro, para así moldear a los chicos creativa y espiritualmente. “Formemos personas que tengan criterio, que sepan cuál es su lugar en el mundo y que busquen mejorarlo”.
Por: Ma. Alejandra Granja Jijón
Lcda. en Periodismo Internacional
Máster en Dirección de Comunicación Corporativa