El papel del padrastro o madrastra tiene elementos distintos y más complejos que el de ser papá o mamá. Lo primero que debe tener presente, quien forma un hogar con una persona que tiene hijos de una relación previa, es que no puede substituir al papá o mamá de los menores.
La relación entre el padrastro o madrastra y los hijastros no se desarrolla de la noche a la mañana. Por esto, una vez que los adultos se dan cuenta de que su relación es seria, es una buena idea dar tiempo y oportunidad para que el padrastro o madrastra conozca y trate, durante algún tiempo antes del matrimonio, a quienes serán sus hijastros. Esto les permite descubrir aspectos positivos y puntos de convergencia entre ellos e ir estableciendo una relación propia que facilitará las cosas cuando se llegue la hora de vivir juntos.
Cambiar pocas cosas
En la medida que se conozcan las necesidades y costumbres de los miembros de la nueva familia y se haya establecido una relación más profunda con los hijastros, el padrastro/madrastra puede comenzar a cambiar con tacto tan solo algunas de las muchas costumbres familiares que le molestan. Es importante seleccionar poco a poco aquellas que realmente necesita cambiar para favorecer su adaptación a la familia.
Igualmente, para lograr la colaboración de su cónyuge con las nuevas normas que desea establecer, el padrastro o madrastra debe plantear sus necesidades sin criticar a los hijastros o de alguna manera implicar que son malos. Si lo hace, su pareja posiblemente concentrará sus esfuerzos en defender a sus hijos y lo que ella ha hecho de ellos, y no en estimular la colaboración de los menores. Es preciso tener en cuenta que el papá o mamá biológico queda atrapado en medio de los conflictos entre sus hijos y su nuevo cónyuge y, aunque no lo exprese abiertamente, su estado de ánimo no será muy positivo como tampoco lo será el clima familiar y todos saldrán perjudicados.
No atacar al otro padre
Para facilitar la integración de la nueva familia es fundamental cuidarse de actitudes o comentarios que desvirtúen o ataquen al padre de los niños que no vive con ellos. Bueno o malo, es el papá o mamá de los hijos, y ellos lo aman y necesitan mantener su imagen en alto por lo que resienten cualquier crítica que se le haga.
Asimismo, es muy recomendable que el padre o madre que se ha casado por segunda vez procure recordarle a los niños las características positivas de su otro padre y referirse a su primer cónyuge siempre en buenos términos. En esta forma el niño no tendrá que estar en una posición defensiva para proteger la imagen de su papá o mamá, y así podrá aceptar la relación con su padrastro o madrastra con mayor facilidad.
Desarrollar respeto y confianza
Las posibilidades para una vida armoniosa en la compleja situación de una familia producto de una segunda unión, se dan en la medida que los adultos entiendan las diferencias reales y naturales que existen en esta segunda familia. En la cual la felicidad y la esperanza de un futuro mejor van acompañadas del dolor de dejar atrás ilusiones ahora imposibles y tener que apartarse de seres queridos que siguen siendo muy importantes para los hijos.
Por lo anterior, toma cierto tiempo para los padrastros adaptarse a la familia a la que se unen y comprender la complejidad de la situación, así como conocer los temperamentos de los niños, sus estados de ánimo, sus costumbres y su estilo de vida como familia.
Vía: LaFamilia.info