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Al casarse una pareja tiene que descubrir cómo acomodarse en el nuevo hogar.

La convivencia en pareja no siempre es fácil, más aún cuando recién comienza. Incluso antes de cohabitar, pueden haber ciertas diferencias o limitaciones al momento de escoger: dónde vivir, el sector o el tamaño del lugar, la decoración, los muebles, etc. Hay ocasiones en que a uno le toca ceder un poco, al otro le da igual o en ciertos casos hay muchas diferencias que generan conflictos si no se manejan de forma adecuada.

Nuestras cosas hacen un hogar

Armar una casa o un departamento ya sea poco a poco o de golpe, es una experiencia emocionante, especialmente cuando se hace por primera vez. Recuerdo con mucha ilusión, cómo con mi esposo, antes de casarnos, fuimos comprando poco a poco nuestros muebles y decorando.

Pero no siempre el tema es la decoración del hogar o las cosas que se compran juntos como pareja. También están aquellos objetos propios que queremos llevar a nuestro nuevo hogar. Aunque no lo pueda parecer, esto a veces también puede generar problemas. Por ejemplo, estamos acostumbrados a tener muchísima ropa, zapatos o accesorios que ocupan hasta dos armarios, lo que deja muy poco espacio para el otro. Asimismo tu pareja puede traer consigo su Playstation, Xbox, Nintendo 64 y la colección de muñecos de Star Wars que quiere lucir en su sala. Es por esto que se tiene que aprender a llegar a ciertos acuerdos.

Pautas para la armonía 

Es importante tener en cuenta que la casa va a ser de los dos, por lo que es mejor que antes de comprar, cambiar o poner cualquier cosa lo consultemos. Conozco el caso de alguien que compró un sofá que su pareja detestaba, decía que no podía vivir viéndolo todos los días. Debido a toda la molestia que ocasionó el mueble, tuvieron que venderlo. En definitiva, la discusión, pérdida de dinero, de tiempo y el mal rato se hubiera evitado si tomaban esta decisión como pareja. Aunque haya muchas personas que no se hacen mucho lío respecto a estos temas, nunca está de más comentar los planes que se tienen si se va a cambiar el hogar.

La empatía es muy importante para tener una convivencia exitosa, no siempre se podrá estar de acuerdo, pero para esos casos son buenas las negociaciones.

Así también, una buena comunicación, conversar anticipadamente acerca del presupuesto o las alternativas respecto al sector donde vivir, nos librará de muchos malentendidos. En cuanto a la casa, su distribución, qué cosas se quieren comprar, cómo se quiere decorar, si no logran ponerse de acuerdo pueden dividir tareas. Si uno se encarga de todos los aparatos electrónicos, el otro puede decidir sobre la decoración de la sala. Es cierto que al ser pareja uno se convierte en una sola carne, pero también está la individualidad de cada persona.

Es bueno que se respeten los espacios físicos, así como los intereses y gustos individuales, siempre y cuando no afecten negativamente la convivencia o el bienestar del otro. Puede no ser tan difícil hacer o tener un espacio físico individual, pero es cuestión de buscar soluciones en conjunto. En muchos casos las parejas que recién empiezan usan los cuartos de los futuros hijos, para adaptar una sala de televisión o de juegos, un closet/bodega, un estudio o hasta un cuarto de pintura. Si esto no es posible, siempre se puede buscar cómo adecuar un pequeño rincón o esquina que sea “personal”, de esta forma “nuestras” nueva casa se sentirá como un hogar.

Por Psic. Daniela Nugué
Máster en Asesoramiento Educativo y Familiar
Asesora en lactancia materna

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