La ansiedad es la otra cara de la depresión, en muchas ocasiones al no ser correctamente tratada puede desencadenar complicaciones para quienes la padecen.
La depresión es un síntoma que está ligado a la ansiedad. Aquí, cada uno mantiene su enfoque: la depresión se apoya en eventos que surgen del pasado y la ansiedad tiende a proyectarse en el futuro. Esto provoca sentimientos de tristeza, ira o frustración.
Un descuido por nuestro lado emocional
Actualmente estamos inmersos en una sociedad cada vez más enfocada en capitalizar su tiempo, que deja de lado el bienestar emocional, mental y físico. Es aquí donde la ansiedad toma protagonismo, colocando en el cuerpo síntomas físicos que comienzan a hacerse evidentes en el transcurso del tiempo.
Usualmente el ser humano está en la búsqueda de “curar” el cuerpo, pero no siempre le presta la misma atención a la mente. Es en este punto donde recurrimos a herramientas de fácil acceso como lo son los fármacos, ¿o no es así?
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Aún se mantiene la falsa creencia de que la ingesta de una, dos o hasta tres pastillas al día pueden terminar con el sentimiento de ansiedad. El consumo excesivo de fármacos lo único que logra es inhibir el síntoma, más no aliviarlo, provocando dependencia en el paciente. El mismo que con el transcurrir del tiempo solo requerirá de un aumento en la dosis sin dar con la solución al problema. Esto ocurre principalmente por falta de información o un inadecuado diagnóstico médico.
Como monos atrapados en el tronco
En África los cazadores furtivos, para capturar a los monos y posteriormente comercializarlos con vida tienen un truco que nunca les falla. Colocan en los troncos, nueces en pequeños agujeros en el que solo pasaría una mano. Así, los monos introducen las dos manos para recolectar las nueces, sin imaginarse que quedarían atrapados con ambas manos dentro del tronco.
Suelta la nuez
Así como la solución del mono es soltar la nuez, sacar una mano y luego la otra para poder liberarse; la ansiedad y la depresión pueden tratarse con una adecuada intervención. Esta debe enfocarse en el desarrollo integral del sujeto. Además, es posible controlar los pensamientos, y por ende los sentimientos, mediante la creación de hábitos. Estos pueden abarcar tanto el plano personal como el físico, como lo son, por ejemplo, los hábitos alimenticios.
Es importante recalcar que el uso de fármacos no es incorrecto. Este dependerá de su uso (excesivo) y la relevancia que se le dé. Con la finalidad de inhibir ciertos pensamiento o emociones limitantes, no podemos pretender depender solo del medicamento que ingresamos en nuestro cuerpo.
Por: Andrés Borbor C.
Psicólogo General
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