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El Papa expulsa del sacerdocio a César Cordero Moscoso, de 91 años, de la Arquidiócesis de Cuenca, por abuso de niños en Ecuador.

Este sería el tercer sacerdote latinoamericano en este año alejado del clero; tras la expulsión de Fernando Karadima, un potente ex párroco de la iglesia El Bosque y Cristián Precht, el sacerdote ícono de los derechos humanos también en Chile. 

Cordero Moscoso recibió la máxima pena que la Iglesia puede infligir en los casos de abusos. Como prometió el Papa, jamás él firmara la gracia. Su dimisión del estado clerical de manera permanente y perpetua en el tiempo fue notificada el 04 de octubre de 2018 (16:00); luego de que haya concluido el proceso canónico iniciado en abril de este año. 

En un comunicado de prensa la Arquidiócesis de cuenta menciona que es “importante recalcar que la responsabilidad legal no es institucional, sino personal; sin embargo, como Institución hemos actuado con verdad, transparencia y celeridad, exigidas por la ley canónica”. 

Las acusaciones

Ahora, que ha terminado el proceso canónico, las víctimas podrán seguir con las demandas legales particulares contra el ex sacerdote en caso de considerarlo pertinente.

Cordero fue acusado legalmente por el abuso sexual a niños que estudiaron en los planteles que fundó hace más de 50 años. En abril, Jorge Palacios denunció que fue abusado sexualmente por Cordero Moscoso mientras estudiaba en la escuela Miguel Cordero cuando cursaba la primaria.

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Este caso se suma a los grandes escándalos que han afectado a la iglesia. Esta expulsión es la tercera de un sacerdote latinoamericano junto a las de Fernando Karadima, y Cristián Precht. El director de la oficina de prensa de la Santa Sede, Greg Burke, había confirmado que la decisión extraordinaria del papa Francisco se tomaba en “conciencia” y por el bien de la Iglesia Católica considerando la “podredumbre” de los abusos cometidos en Chile. 

Programa pionero para la salvaguardar de los menores en la Iglesia

Se trata de un programa de estudios de dos años, a tiempo completo, dada la extensión y la gravedad de los abusos de niños en todo el mundo y que necesita urgentemente una educación más elaborada de expertos para la protección de los menores y adultos vulnerables.

Así la universidad gestionada por los jesuitas y al servicio del papado ha establecido un programa de estudios con un énfasis interdisciplinario que ofrece cuatro especialidades diferentes: la teología (formación a la vida sacerdotal / religiosa), el derecho canónico, la educación, la psicología y / psicoterapia. Este año, los primeros estudiantes del curso provienen de siete países y cuatro continentes (Kenia, Nigeria, Croacia, España, Eslovaquia, Myanmar, Tonga).

Vía Aleteia

 

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