La realidad actual es que, hombres y mujeres jóvenes, trabajadores e independientes, con ganas de formar una familia en un futuro no tan lejano, están perdidos en el arte de salir en una cita.
Cada 15 días me reúno con un grupo de profesionales jóvenes para analizar y estudiar temas que nos preocupan a todas: El materialismo del mundo actual, la cultura del descarte, en feminismo radical, virtudes humanas, temas de filosofía, teología, y un gran etcétera.
¡Este es un grupo de chicas entre los 25 y 35 años estupendísimas todas! Médicos, contadoras, profesoras, asesoras de marketing, financieras, ingenieras… Todas con la cabeza bien puesta, los pies en la tierra, metas altas y un corazón de oro. Y todas (incluso las que tienen novio) coinciden que uno de los grandes restos para los jóvenes de esta época está en encontrar a la pareja ideal.
Algo que nos concierne a todos
La realidad actual es que, hombres y mujeres jóvenes, trabajadores e independientes, con ganas de formar una familia en un futuro no tan lejano, están perdidos en el arte de salir en una cita. De cuerdo la Oficina de Estadísticas Laborales, en Estados Unidos el 50% de los jóvenes están solteros y cada vez son menos los que llegan al compromiso de un matrimonio. ¿Porqué? ¿Cuál es la razón principal de este giro tan drástico?
Según Kerry Cronin, profesora de Filosofía de Boston College, el arte y los valores tradicionales del cortejo que requiere un enamoramiento han sido remplazados por el famoso “hookup”, “conectar” o “salir” de modo informal y sin ningún tipo de compromiso. Aunque (por antagónico que parezca) son muchos los que buscan de verdad una relación estable, exclusiva, encaminada a formar una familia.
“La falta de un protocolo en las citas, dice Cronin, se puede atribuir a la hipersexualización de la cultura occidental a lo largo del tiempo, en la que el sexo se ha vuelto casual y las citas se han formalizado.» Sin embargo, no existe nada más íntimo, más absoluto y definitivo que entregar tu cuerpo a otra persona. Se piensa que una cita es algo muy formal, que compromete de cierta manera; y al contrario, pasar una noche con alguien con quien ni siquiera se tiene una relación de exclusividad, es un evento casual y sin consecuencias.
Hoy, más que nunca, los medios de comunicación no están formando el criterio de nuestros jóvenes, tan solo se dedican a informar “cómo prevenir un embarazo no deseado” o “qué hacer para mantener la atracción –sexual-“… Y mientras esto sucede existen miles de chicas y chicos con crisis afectivas, como una de las estudiantes de la Profesora Cronin, que en plena clase, con lágrimas en los ojos, le preguntaba: “Explíqueme por favor ¿qué debo hacer para no sentir?”
Nos están vendiendo la idea –sin ningún fundamento- que el sexo casual no afecta nuestra emotividad, ni nuestra forma de pensar o de actuar. “Que puedes cerrar la puerta y dejar tus sentimientos y tu corazón fuera de la habitación”, dice Cronin. Pero esto es una gran mentira. “Modelos como la serie Sex and the City, han tergiversado el verdadero feminismo y han aniquilado por completo la posibilidad de ‘una cita’ para conocer a profundidad a la otra persona».
The Dating Project
En su preocupación por esta nueva tendencia y para salir al rescate de una dificultad que sus estudiantes están enfrentando, Kerry Cronin desarrolló una curriculum completo para su clase que llamó “The Dating Project” (el proyecto de una cita). Los estudiantes que tomaban esta asignatura (más de 300 en el primer curso) debían tener una cita con alguien que genuinamente les interesara y mantenerla por 3 días. Mineras Cronin iba desarrollando el tema del “arte del cortejo” durante sus clases, en un ambiente relajado y muy divertido.
En resumen –pero vale la pena que lo busquen los videos en internet- su programa tiene tres partes: La primera fase es pedir una cita a alguien que genuinamente te interese. En persona, cara a cara (no por medio de un texto); acudir a la cita y pagar (seas hombre o mujer) por el helado o el café al que hayas invitado. No puede existir alcohol ni contacto físico en esta primera fase; y las citas no deben durar más de 90 minutos. “Pero, ¿si la cita va bien y quiero seguir conversando?”, preguntan siempre sus estudiantes. “Si la cita va bien –recomienda Cronin- es aun más importante cortar a la hora o 90 minutos. Y dejar a la otra persona con ganas de saber más.”
La segunda y la tercera fase se las dejo a su curiosidad y capacidad de investigación! Aquí les doy dos vídeos donde estoy segura podrán sacar mucha información.
Por María Paula Riofrío
La vida es bella