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 ¿Cómo ha afectado la tecnología a la paternidad actual?

Cada día son más las interrogantes que surgen en torno al mismo tópico: “educación moderna”, la que casualmente inicia siempre con los mismos dichos: “bastaba con que mi padre me viera para que yo quedara petrificado”, “lo que decían mis padres era santa palabra”, “en mi casa los problemas no se resolvían hablando”, “nada que una buena nalgada no pueda resolver”.

¿No les suena familiar? ¿Es la crianza que damos hoy a nuestros hijos igual a la que recibimos? Por supuesto que no, pero ¿en qué ha cambiado?

Algo nuevo a considerar

Esta interrogante tiene muchas respuestas, pero sin duda una de las principales es: la tecnología. Si bien, esta ha traído innumerables ventajas, las desventajas están a la orden del día. Comencemos hablando por sus aportes en el avance de la educación con un sencillo ejemplo: pensemos que quizá nuestros padres leerían una columna de un psicólogo en una revista para saber cómo mejorar la educación de sus hijos.

Antes, este escenario era prácticamente un imposible; acudir a un especialista en psicología era únicamente para personas “con enfermedades mentales”. Incluso, aunque no sea el caso, quien lo hacía no lo comentaba.

Asimismo, pensar que uno de nuestros padres o abuelos salga de su jornada de trabajo para ir a una charla en la escuela sobre la educación de los niños era utópico,algo que hoy se ha convertido en una realidad.

¿Qué cambió?

La tecnología no solo ha permitido avances en las ciencias, investigaciones, estudios sociales, sino también en que los resultados de todos estos sean difundidos, conocidos y compartidos.

Al estar más “conectados”, no necesitamos dejar que otro venga a nuestro hogar para que opine de nuestra dinámica, los miles de comentarios y opiniones redes sociales de casos como el nuestro, nos permite autoanalizar lo que hacemos.

El problema no es que antes nadie estudiara el impacto del castigo o los golpes en los niños, es que no había tecnología para divulgar estos resultados. Esto se quedaba en quienes estudiaban las áreas asociadas, por lo que hicieron falta muchos años para “viralizarlos”.

Sin duda, la tecnología nos ha hecho “educarnos” en áreas que precisamente no son nuestra especialidad, y no es casualidad que quienes se interesan por cambiar la educación que dan a sus hijos, sean quienes recibieron un modelo diferente.

Dinámicas actuales

Sin embargo, hemos cambiado el golpe o el grito por el equipo electrónico, así es. Antes, si un niño molestaba o interrumpía una cena de sus padres con amigos lo que posiblemente recibiría sería un regaño en el menor de los casos y un castigo en los más radicales.

Ahora, simplemente activamos el celular o tableta y lo mantenemos hipnotizado por horas. Hemos utilizado la tecnología como el nuevo método de control conductual: si no come: Youtube; no se duerme: televisión; molesta: tableta; interrumpe: juegos en el celular, y así la lista sigue.

No perdamos la capacidad de “conectarnos”, estando hoy tan conectados. Es irónico, que lo que tanto nos ha acercado, ahora nos aleje. Todo recurso deja de ser efectivo cuando lo usamos en exceso, sin embargo, el efecto de la tecnología es inverso, pues tiene la particularidad de generar dependencia y adicción.

Cuando un niño con 2 años maneja equipos electrónicos pensamos: “es muy inteligente”; pero ¿qué sucederá a los 15 años con esa manipulación? Si dominas la tecnología tienes el control, cuando la tecnología te domina a ti, hace mucho que lo has perdido.

Por Psc. Sofia Barahona Ubeda
Directora general KLUBO.

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