Una nueva sustancia ilegal que puede tener graves consecuencias.
Debemos estar informados sobre las nuevas drogas que aparecen con fuerza. Una de las formas de medir su impacto es a través de la aceptación por parte de los jóvenes.
Se registra la aparición de la droga H, hace tres o cuatro años. Es un polvo color marrón oscuro que se puede administrar de tres formas: inhalado, fumado e inyectado. También se encuentra en una forma de presentación mezclada con la marihuana, que se conoce como Creppy, y su acogida por los jóvenes se debe a su bajo costo y por la “tripeada” que produce. Este término (tripeada) es utilizado para referirse al efecto de vuelo o viaje de una droga.
Es importante destacar su bajo costo, ya que un sobre puede costar 1 dólar. Dos sobres son suficientes para drogarse más o menos entre 3 y 4 horas.
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El efecto que produce es un estado de embriaguez, con una mezcla de somnolencia y un viaje de pseudo tranquilidad; al mismo tiempo, genera un estado de euforia. Los jóvenes hablan de que hacen deporte con la Creppy, pero cuando reciben la información del daño que les ocasiona en el sistema nervioso central se dan cuenta de la difícil situación que afrontan y la dificultad de desengancharse de ella.
Los consumidores presentan dependencia y daños físicos y psicológicos desde los primeros consumos.
En nuestra experiencia dentro del Centro de Rehabilitación Integral de Adicciones (CRIAD), los casos de los consumidores de H son preocupantes, ya que el poder de enganche de esta droga es altísimo. De hecho, los consumidores presentan dependencia y daños físicos y psicológicos desde los primeros consumos, que van de una forma muy rápida, afectando la vida de ellos hasta perder la razón y el sentido de vivir. Los consumidores de esta droga manifiestan que, una vez que se empieza a consumir, es muy difícil parar voluntariamente.
¿Cómo reconocer a un consumidor de H?
Los signos de un consumidor de H van desde la pérdida de peso, hombros metidos hacia adentro en forma de U, regularmente presentan diarreas, vómitos, arcadas, insomnios, dolor de huesos, cambios bruscos de humor, irritabilidad, pérdida del interés de lo que lo rodea e incapacidad de hacerse cargo de su vida.
Al síndrome de abstinencia se le llama “la mona” porque produce mucho malestar asociado a dolores abdominales, náuseas, falta de apetito, ansiedad extrema de no poder soportar el malestar general y en algunos casos extremos tendencia al suicidio.
Recomendamos que en el manejo de los casos de consumidores de H se busque ayuda profesional, ya que desintoxicación debe ser manejada por profesionales de la salud y centros profesionales de desintoxicación que tengan un equipo de médicos capacitados con experiencia en adicciones.
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Por: Antonio Rimassa Chiriboga
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