A su corta edad, Emily creó a Dini Robotini, un robot que ayuda a niños con autismo a expresar sus emociones.
Emily jamás se ha dejado subestimar por su edad. Tiene 11 años, pero, en la actualidad, realizar un curso en una universidad extranjera y desarrolla proyectos de robótica y programación. Estos la han llevado a dar conferencias, a participar en competencias en estas áreas, y a ganar premios a nivel nacional.
Su mayor sueño es estudiar Mecatrónica. Cree en vencer a los estereotipos, en visibilizar el trabajo de las mujeres en la tecnología, en demostrar la potencia creadora de los niños y niñas, y en iniciar proyectos sustentables que puedan ayudar a jóvenes con diversos trastornos psicológicos.
Conociendo a Emily
¿Cómo inicia tu interés por la tecnología?
Desde muy pequeña, desarmando juguetes. Los empezaba a destornillar. De hecho, una vez, le cogí el destornillador a mi abuelito. Tenía unos tres años. Luego de mucha insistencia, mi papá me empezó a enseñar Scratch, ya que él es programador. También le insistí a mi tío Miguel para que me iniciara en la electrónica. A los cinco ya empecé a programar, y a los seis años desarrollé a Dini Robotini.
¿Cómo es tu proceso creativo?
Primero investigo, leo bastante sobre cómo sería la forma de desarrollar ese proyecto, realizo un diseño en 3D, hago varios bocetos en papel. Luego de eso, empiezo a construirlo. Más tarde los voy probando y viendo qué sucede. Para mí, esa experiencia no es una falla, sino una fase de aprendizaje para la siguiente etapa.
¿Cómo aprendes programación y robótica?
Soy autodidacta. Estoy en un curso en línea de electrónica en una universidad de Perú. Mentí sobre mi edad y dije que tengo 27 años para poder participar (risas).
Dini Robotini y otros proyectos
¿Cuáles son los proyectos que has desarrollado a lo largo de tu vida?
Morritos fue un seguidor de línea para el Campus Party, con él gané el primer lugar. Luego de este proyecto, hice un perrito con Lego Mindstorm; también elaboré un proyecto con el Home Edition. Dini Robotini nace luego de un curso que tomé, donde nos hablaron sobre los niños con autismo. Mi mamá y yo buscamos en Internet sobre este transtorno. Noté que existen muy pocas fundaciones que se dedican a tratar a chicos autistas. Escogí al personaje, Wall-E, porque aborda mucho el tema de los sentimientos. Hay tres niveles de autismo y mi robot ayuda al tercer nivel. En Estados Unidos se maneja bastante la tecnología en estos casos, ya que ellos interactúan más con la tecnología que con los humanos.
¿Cómo funciona Dini Robotini?
Primero, con la ayuda de una persona, tiene que pasar la mano sobre un sensor de proximidad. Es ahí cuando emite el mensaje. Luego, el niño con autismo puede ir escogiendo entre cuatro botones, donde puede ir experimentando entre las emociones: feliz, normal, molesto y triste. Va a representar el mensaje tanto en la parte facial como en el nivel de ánimo.
¿Cómo fue la experiencia como conferencista en TEDx Quito?
Fue una de mis primeras conferencias. Pienso que me ha abierto varias puertas, me llevó a conocer a más personas. Participé en Proyecto Multimedia con Dini Robotini, quedé en primer lugar. También concursé en Latitud Cero, en Pelileo, y en el Campus Party de Quito. En la actualidad, doy charlas en Manta, Quito, Guayaquil y otras ciudades.
Sobre sueños, aspiraciones y emprendimientos
¿Qué tipos de juguetes crees que deberían desarrollarse en el país para los niños?
Juguetes para que los chicos no se acostumbren a consumir, sino a crear, a innovar. Pueden crear algo nuevo a partir de una idea que ya está.
¿Cuál es la importancia del uso de la tecnología consciente con el ecosistema?
Inicialmente para reducir. Yo siempre suelo reutilizar. Utilizo cartones, restos de madera de balsa que me sobran. Esencialmente para reducir el consumo. Yo les arreglaba muñecos a mis compañeros por un dólar. Así empecé a crear emprendimientos. También hacía diseños e impresiones en 3D y se las vendía.
¿Tienes referentes que te hayan inspirado en el campo de la tecnología?
Ada Lovelace. Ella fue quien creó el primer sistema de programación. Creo que el hecho de que una mujer esté en estas áreas es muy menospreciado. A los hombres sí se les reconoce. Que solo 17 mujeres hayan ganado el Premio Nobel en tecnología, mientras que más de 100 hombres lo han logrado, nos dice algo. Hay que romper cadenas con los estereotipos. No solo en la parte del género, sino en cuanto a las edades.
Una anécdota memorableEmily y su madre comentan que tuvieron problemas para ingresar al Proyecto Multimedia la edad de Emily. No creían que ella manejara los temas ni que fuera capaz de desarrollar un proyecto de esta magnitud. “Mi mamá y yo insistimos, me tomaron una prueba y supieron que estaba apta. A partir de ello, la Sociedad Ecuatoriana de Robótica cambió las restricciones y son muchos más flexibles. Ahora hay categoría Kids en esta competencia”, recuerda la joven. |
Por Angélica Lainez Rendón
Periodista