Un 22 por ciento de los millennials confiesa no tener ni un solo amigo ¿Qué le ocurre a la generación más preparada de la Historia?
Los más pequeños del grupo millennial han superado ya la mayoría de edad y votan en los sistemas democráticos. Los mayores se acercan a los 40 años. Pero de ellos las encuestas ponen de relieve una terrible carencia: un 22% de estos jóvenes no tiene ningún amigo. Es decir, 2 de cada 10 millennials sufre la soledad en este terreno.
Este fracaso en el terreno personal y social contrasta con la aparente facilidad para el conocimiento de otras personas y el diálogo, pero no es así. Disponen de la herramienta pero no la emplean con este objetivo.
Este dato preocupante se extrae de la encuesta que realizó recientemente la empresa demoscópica You Gov a una muestra representativa de 1.254 jóvenes de Estados Unidos.
Una cuarta parte no tiene con quién hacer planes
La generación millennial arroja estos datos:
- el 22% de las personas de 23 a 38 años no tiene ningún amigo.
- el 33% no tiene un mejor amigo.
- el 25% no tiene con quién hacer planes.
¿No será que en vez de emplear las redes sociales e Internet para abrirse a otras personas, se convierten en receptores pasivos y no se abren al diálogo interpersonal, al contacto de tú a tú, al “trabajo” que comporta darse a otras personas y hacerse amigo de ellas? ¿No será que ha habido un error en el planteamiento educativo en cuanto a las redes sociales y se ha entendido que ellas lo dan todo hecho?
Se hicieron amigos en el trabajo
Entre los resultados de la encuesta de You Gov, uno apunta que el 42% de los millennials hizo un amigo en los últimos 6 meses, y lo hizo en el centro de trabajo, no a través de internet ni de las redes sociales. Es decir, el factor que favorece la vinculación con otros es la presencia física y la interrelación real y no virtual.
Los millennials han crecido con Facebook e Instagram, han tenido en su mayoría acceso a la Universidad (más que la generación antecedente) y, según estudios sociológicos, son ciudadanos concienciados. Pero al parecer les resulta más fácil luchar por una causa común a través de plataformas como change.org que estrechar lazos con personas de carne y hueso. A nadie escapa que esa soledad presenta problemas importantes de salud psíquica como la depresión, y que repercute en la formación de una familia.
Por Dolors Massot, vía Aleteia