El Papa Francisco desde Roma indicó cuáles son sus 15 razones para poner el pesebre en navidad.
“El belén, en efecto, es como un Evangelio vivo”. El papa Francisco ha querido recordar al mundo entero que Navidad no es sinónimo de regalos y fiesta, sino el encuentro con Jesús y el misterio de su nacimiento. Dios hecho niño.
Así, ha escrito la carta apostólica Admirabile signumsobre la hermosura del signo del pesebre y difundida con ocasión del inicio del periodo de Adviento (1 de diciembre 2019).
Admirabile signumsobre
Francisco alentó a vivir la tradición familiar de preparar el belén, “Evangelio vivo” y “ponerlo en los lugares de trabajo, en las escuelas, en los hospitales, en las cárceles, en las plazas…”.
De esta manera, espera que “esta práctica nunca se debilite”; es más, confía en que, “allí donde hubiera caído en desuso, sea descubierta de nuevo y revitalizada”.
“La preparación del pesebre en nuestras casas nos ayuda a revivir la historia que ocurrió en Belén”.
La carta ha sido difundida el mismo día de su peregrinación a Greccio, localidad italiana donde la tradición inscribe el nacimiento del Pesebre y, hoy, es el Santuario del Pesebre, en el valle Reatino.
15 puntos claves de la Admirabile signum
A continuación, 15 puntos clave de la carta apostólica, Admirabile signum, sobre la hermosura del signo del pesebre:
1. Pesebre en la Biblia y San Francisco de Asís
Francisco explica que “el origen del pesebre encuentra confirmación” en algunos “detalles evangélicos”. El evangelista Lucas dice sencillamente que María «dio a luz a su hijo primogénito, lo envolvió en pañales y lo recostó en un pesebre, porque no había sitio para ellos en la posada» (2,7).
“Quince días antes de la Navidad, San Francisco llamó a un hombre del lugar, de nombre Juan, y le pidió que lo ayudara a cumplir un deseo: «Deseo celebrar la memoria del Niño que nació en Belén y quiero contemplar…. lo que sufrió en su invalidez de niño, cómo fue reclinado en el pesebre y cómo fue colocado sobre heno entre el buey y el asno»”.
2. El pesebre invita a ser humildes
El pesebre como representación “de la encarnación del Hijo de Dios con sencillez y alegría”. La contemplación de la escena de la Navidad, nos invita a la humildad “de Aquel que se ha hecho hombre para encontrar a cada hombre”, escribe Francisco.
El Papa asegura que los pesebres son pequeñas “obras maestras llenas de belleza”. “Se aprende desde niños: cuando papá y mamá, junto a los abuelos, transmiten esta alegre tradición, que contiene en sí una rica espiritualidad popular”.
3. La santidad cotidiana
“Con frecuencia a los niños —¡pero también a los adultos!— les encanta añadir otras figuras al belén que parecen no tener relación alguna con los relatos evangélicos….”. “Del pastor al herrero, del panadero a los músicos, de las mujeres que llevan jarras de agua a los niños que juegan…, todo esto representa la santidad cotidiana, la alegría de hacer de manera extraordinaria las cosas de todos los días, cuando Jesús comparte con nosotros su vida divina”.
4. Transmitir la fe y amor gratuito
Descubrirnos niños a la expectativa de construir el Belén en casa. Sentir “el deber y la alegría de transmitir a los hijos y a los nietos la misma experiencia”. El belén forma parte del dulce y exigente proceso de transmisión de la fe; “sentir que en esto está la felicidad. Que en la escuela de san Francisco abramos el corazón a esta gracia sencilla, dejemos que del asombro nazca una oración humilde: nuestro “gracias” a Dios, que ha querido compartir todo con nosotros para no dejarnos nunca solos”.
5. Los ángeles y la estrella son nuestra señal
“¡Cuánta emoción debería acompañarnos mientras colocamos en el belén las montañas, los riachuelos, las ovejas y los pastores! De esta manera recordamos, cómo lo habían anunciado los profetas, que toda la creación participa en la fiesta de la venida del Mesías. Los ángeles y la estrella son la señal de que también nosotros estamos llamados a ponernos en camino para llegar a la gruta y adorar al Señor”.
6. Mendigos y pobres muy cerca del niño Jesús
Tenemos la costumbre de poner en nuestros belenes muchas figuras simbólicas, sobre todo, las de mendigos y de gente que no conocen otra abundancia que la del corazón. Ellos también están cerca del Niño Jesús por derecho propio, sin que nadie pueda echarlos o alejarlos de una cuna tan improvisada que los pobres a su alrededor no desentonan en absoluto. De hecho, los pobres son los privilegiados de este misterio y, a menudo, aquellos que son más capaces de reconocer la presencia de Dios en medio de nosotros.
7. Los reyes magos
El Papa también explica las tres figuras de los Reyes Magos, que se ponen en el Belén cuando se acerca la fiesta de la Epifanía. “Observando la estrella, aquellos sabios y ricos señores de Oriente se habían puesto en camino hacia Belén para conocer a Jesús y ofrecerle dones: oro, incienso y mirra. También estos regalos tienen un significado alegórico: el oro honra la realeza de Jesús; el incienso su divinidad; la mirra su santa humanidad que conocerá la muerte y la sepultura”.
8. José protege al Niño, custodio de la familia
“Junto a María, en una actitud de protección del Niño y de su madre, está san José. Por lo general, se representa con el bastón en la mano y, a veces, también sosteniendo una lámpara. San José juega un papel muy importante en la vida de Jesús y de María. Él es el custodio que nunca se cansa de proteger a su familia”.
“José llevaba en su corazón el gran misterio que envolvía a Jesús y a María su esposa, y como hombre justo confió siempre en la voluntad de Dios y la puso en práctica”.
9. Salir de la noche que envuelve nuestras vidas
El Papa repasar los diversos signos del belén para comprender el significado que llevan consigo. “Pensemos en cuántas veces la noche envuelve nuestras vidas. Pues bien, incluso en esos instantes, Dios no nos deja solos, sino que se hace presente para responder a las preguntas decisivas sobre el sentido de nuestra existencia: ¿Quién soy yo? ¿De dónde vengo? ¿Por qué nací en este momento? ¿Por qué amo? ¿Por qué sufro? ¿Por qué moriré? Para responder a estas preguntas, Dios se hizo hombre. Su cercanía trae luz donde hay oscuridad e ilumina a cuantos atraviesan las tinieblas del sufrimiento (cf. Lc 1,79)”.
10. El pesebre para ser testigos de lo esencial
“Los pastores se convierten en los primeros testigos de lo esencial, es decir, de la salvación que se les ofrece. Son los más humildes y los más pobres quienes saben acoger el acontecimiento de la encarnación. A Dios que viene a nuestro encuentro en el Niño Jesús, los pastores responden poniéndose en camino hacia Él, para un encuentro de amor y de agradable asombro”.
11. Engaño de propuestas efímeras de felicidad
“Desde el belén emerge claramente el mensaje de que no podemos dejarnos engañar por la riqueza y por tantas propuestas efímeras de felicidad. El palacio de Herodes está al fondo, cerrado, sordo al anuncio de alegría”.
“Al nacer en el pesebre, Dios mismo inicia la única revolución verdadera que da esperanza y dignidad a los desheredados, a los marginados: la revolución del amor, la revolución de la ternura. Desde el belén, Jesús proclama, con manso poder, la llamada a compartir con los últimos el camino hacia un mundo más humano y fraterno, donde nadie sea excluido ni marginado”.
12. El niño: en su fragilidad, el poder
El corazón del pesebre comienza a palpitar cuando, en Navidad, colocamos la imagen del Niño Jesús. Dios se presenta así, en un niño, para ser recibido en nuestros brazos. En la debilidad y en la fragilidad esconde su poder que todo lo crea y transforma. Parece imposible, pero es así: en Jesús, Dios ha sido un niño y en esta condición ha querido revelar la grandeza de su amor, que se manifiesta en la sonrisa y en el tender sus manos hacia todos.
El nacimiento de un niño suscita alegría y asombro, porque nos pone ante el gran misterio de la vida. Viendo brillar los ojos de los jóvenes esposos ante su hijo recién nacido, entendemos los sentimientos de María y José que, mirando al niño Jesús, percibían la presencia de Dios en sus vidas.
13. Los magos enseñan a ir más allá de lo aparente
Los Magos “son hombres ricos, sabios extranjeros, sedientos de lo infinito”. “No se dejan escandalizar por la pobreza del ambiente; no dudan en ponerse de rodillas y adorarlo. Ante Él comprenden que Dios, igual que regula con soberana sabiduría el curso de las estrellas, guía el curso de la historia, abajando a los poderosos y exaltando a los humildes. Y ciertamente, llegados a su país, habrán contado este encuentro sorprendente con el Mesías, inaugurando el viaje del Evangelio entre las gentes”.
14. El pesebre insta a la ternura
“¿Por qué el belén suscita tanto asombro y nos conmueve? En primer lugar, porque manifiesta la ternura de Dios. Él, el Creador del universo, se abaja a nuestra pequeñez. El don de la vida, siempre misterioso para nosotros, nos cautiva aún más viendo que Aquel que nació de María es la fuente y protección de cada vida”.
“En Jesús, el Padre nos ha dado un hermano que viene a buscarnos cuando estamos desorientados y perdemos el rumbo; un amigo fiel que siempre está cerca de nosotros; nos ha dado a su Hijo que nos perdona y nos levanta del pecado”.
15. María nos muestra al niño Jesús
“María respondió con obediencia plena y total. Sus palabras: «He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra» (Lc 1,38), son para todos nosotros el testimonio del abandono en la fe a la voluntad de Dios. Con aquel “sí”, María se convertía en la madre del Hijo de Dios sin perder su virginidad, antes bien consagrándola gracias a Él. Vemos en ella a la Madre de Dios que no tiene a su Hijo sólo para sí misma, sino que pide a todos que obedezcan a su palabra y la pongan en práctica (cf. Jn 2,5)”.
Escrito por: Ary Waldir Ramos Díaz, vía Aleteia.
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