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Aspectos económicos y afectivos, detienen a algunos jóvenes adultos de ser independientes de sus padres.

 

Desde que Alfredo Ruiz, de 23 años, ingresó a la universidad, su vida cambió por completo. No solamente son muy pocas las horas que vive en su casa (para comer y dormir), sino que consiguió un trabajo que le ha permitido cierto nivel de independencia económica.  Sus padres han empezado a cuestionarse: “¿Hasta cuándo es conveniente que este hijo viva con nosotros? ¿Debemos exigirle que aporte a la economía familiar? ¿Debe irse a vivir solo?”

Y no les resulta tan fácil dar respuestas a estas interrogantes.

 

Capricho o necesidad

Aunque existen varios factores por los que algunos jóvenes adultos no llegan a independizarse de sus padres, incluso evaden casarse;  el factor económico y el afectivo son los principales motivos que les impide salir del núcleo familiar. 

Lo que antes era común, conseguir un trabajo que pueda sustentar una vivienda propia y otros gastos, hoy se ha vuelto más complicado. Trabajos con bajos salarios y altas tasas de desempleo se han convertido en los mayores impedimentos.

Nicole Marín, una joven de 26 años que continúa viviendo con sus papás y sus hermanos, ayuda económicamente con los gastos de la casa. “Desde hace seis años que comencé a trabajar, ayudo a mis papás y también cubro mis gastos personales como la ropa, plan del celular y salidas con mis amigos”, explica Nicole, quien además pagó la mitad de sus estudios universitarios.

Por otro lado, Fernanda Salame, de 28 años, quien también vive con sus padres, desea empezar una vida independiente. No obstante, su sueldo no es suficiente para cubrir el arriendo de una vivienda o departamento.”La idea de vivir sola es algo que me gustaría, yo puedo demostrar ser independiente sin tener un esposo que me mantenga, pero la vida es cara y aún no estoy económicamente preparada para eso”, asegura.

La psicóloga Clara Dutazaca, comenta que “los hijos prefieren vivir con sus padres para poder ahorrar y no perder sus comodidades” y asegura que “es necesario establecer normas y límites dentro de la casa y comunicarlo a sus hijos”.

 

Cultura vs Independencia

Benoit Verplancket experto en Comunicación Intercultural sostiene que este hecho está relacionado con el tema de la cultura ecuatoriana. “El Ecuador es un país muy colectivista, la intención de la educación de los padres no es que los hijos se vayan de la casa, porque la familia es un valor importante”.  Además sostiene que “no podemos decir que la cultura ecuatoriana está mal, ya que cada cultura es diferente y si éstas funcionan, es correcto”.

En Estados Unidos, los jóvenes buscan salir de su casa a temprana edad. La educación que los hijos reciben de sus padres es diferente. Ellos tienen como objetivo crear individuos independientes para que, al alcanzar su mayoría de edad, puedan buscar su propio lugar y comiencen a ser responsables de su vida.

Jamison Nicklaus, de 21 años, vive en Greenville (Carolina del Sur, EE.UU) y hace tres años decidió mudarse de su casa. Trabaja a tiempo completo en una fábrica y con su sueldo puede pagar la renta del departamento y sus gastos personales. “A esta edad no me veo viviendo con mis papás, crecí con la idea que cuando alguien se gradúa del colegio es normal mudarse y buscar un lugar para ti”. Además, Jamison comenta que la relación con sus papás es la misma, constantemente se mantienen en contacto.

El bagaje cultural influye en las decisiones y desarrollo de cada sociedad. Para el ecuatoriano, la familia aún juega un papel muy importante y es el apoyo necesario para que el joven adulto vaya ganando en madurez y autonomía.

 

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