Podemos cuidar el planeta poniendo en práctica lo aprendido en el núcleo familiar. La responsabilidad social es asunto de todos.
El mundo que nos envuelve es maravilloso, el milagro de la vida hace que cada día podamos emocionarnos, así que, porque no ¿empezar desde casa a cuidar todo el ambiente que nos rodea? En ocasiones damos por hecho que las cosas están porque si y que la naturaleza no requiere de nuestros cuidados.
La realidad es que el cambio climático, la contaminación, la pesca incidental, etc. ponen en peligro el equilibrio natural. Muchas especies se exponen a maltrato constante de su hábitat, dando como resultado una extinción importante de las mismas.
Los niños aprenden lo que les enseñamos tanto con nuestras palabras como con nuestras acciones, las cuales se convierten en ejemplo para ellos. El Psicólogo Albert Bandura en su experimento de 1961, sobre aprendizaje pudo concluir que los niños que observan la conducta verbal y física de un adulto influyen considerablemente en las réplicas conductuales de un niño.
Entonces es responsabilidad de los adultos ofrecer una educación que facilite el desenvolvimiento de los menores en un futuro, esto implica también la responsabilidad social ambiental.
Guía para cuidar el planeta
Cuidar del planeta puede ser divertido, a continuación, dejo algunas guías:
Desde la creatividad y el juego podemos empezar a reducir, reutilizar y reciclar, puedes organizar un día donde todos los integrantes seleccionen la basura y separen los residuos, también usar bolsas de tela y decorarlas hace que cada niño comprenda el valor de usar menos plástico.
Los tachos de basura pueden llevar un nombre particular dependiendo lo que ahí se deposite.
Día del líder ambiental: una vez cada mes un integrante de la familia puede ser el líder que promueve y proponga un acto que implique a toda la familia en acciones pro ambientales, algunas pueden ser: sembrar un árbol, regar la plantas, visitar un lugar donde haya bosque, proponer recolección de plástico en la playa o en el barrio, integrar y proponer un equipo ambiental en el lugar de residencia, apagar las luces que no sean necesarias, verificar y desconectar los aparatos enchufados que no estén en uso, cerrar los grifos correctamente, verificar que los bombillos estén en correcto estado, etc.
Cada acción cuenta como una oportunidad para que entre todos sumemos y hagamos del lugar en que vivimos un espacio, limpio, fértil y bien cuidado.
En cada milímetro que recorremos hay vida, nosotros somos vida, así que seamos compasivos, responsables y aportemos más con el corazón.
Escrito por: Carol Obando, Directora Centro Internacional de PNL, Coaching y Psicología.
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