La prediabetes es algo a tener muy en cuenta, porque si no estamos prevenidos nuestra salud y calidad de vida se verán seriamente impactadas.
Los trastornos metabólicos, se refieren a aquellas afecciones que alteran la capacidad para descomponer los alimentos y transformarlos en energía. Si bien en muchos casos estos trastornos se hereda la susceptibilidad a padecerlos y no la enfermedad como tal; en otros están relacionados al estilo de vida de la persona, pudiendo presentarse, inclusive, en niños desde los 8 años de edad, producto de malos hábitos alimenticios (comida chatarra) y de sedentarismo, que bien pueden ser prevenidos.
Uno de esos trastornos es la diabetes, una enfermedad en la que los niveles de glucosa de la sangre son muy altos, y cuyos efectos pueden lesionar tejidos y órganos como los ojos, riñones, corazón, vasos sanguíneos, nervios y la piel.
Generalmente, las personas presentan señales o síntomas de una prediabetes, como el sedentarismo, la obesidad y el aumento en las cifras de su prueba de hemoglobina glicosilada (examen de sangre para la diabetes tipo 2 y prediabetes).
Cuando esto ocurre, es importante buscar asesoramiento médico profesional que permita controlar más fácilmente el proceso que ya se inició, y así retrasar o evitar una diabetes establecida.
Principales síntomas de la prediabetes
En el marco del Día Nacional de la Lucha contra la Prediabetes y la Diabetes, que se conmemora cada 13 de noviembre, detallamos a continuación los principales aspectos para entender esta afección, y brinda algunas recomendaciones para evitar la aparición y/o el progreso de la misma:
Aumento de la sed
Esta suele ser una de las señales más frecuentes de la prediabetes. La explicación para este síntoma es que el cuerpo intenta eliminar el exceso de azúcar a través de la orina, lo que puede causar deshidratación, manifestándose a través de la sed.
Es importante puntualizar que tomar grandes cantidades de agua es saludable en la mayoría de los casos; sin embargo, las ganas excesivas de beber agua puede ser señal de que algo no está bien.
Exceso de hambre y aumento de peso
El hambre es un deseo normal de consumir alimentos cuando se necesitan. Cuando este deseo va en aumento de manera incontrolada, puede ser un síntoma de la prediabetes.
Si la persona nota que siente ganas de comer a cualquier hora del día, o incluso después de haber comido adecuadamente, debería consultar con su médico para descartar un posible trastorno metabólico, pues podría tratarse de una resistencia a la insulina, lo que provocaría este efecto.
Esto, a su vez, puede resultar en un aumento excesivo de peso, que es extremadamente nocivo para la salud en general, pero especialmente para alguien con una posible prediabetes. Considerando que la obesidad y la hipertensión son dos entidades patológicas que generalmente acompañan a la prediabetes, es recomendable estar alertas a este cuadro.
Micción frecuente
Esto se refiere a la necesidad de orinar más seguido de lo usual. Esta alerta es fácilmente identificable, pues la persona sentirá la urgencia de orinar repentinamente y en grandes cantidades.
Debido a que la prediabetes genera un aumento de la sed como resultado de niveles altos de azúcar en la sangre, el cuerpo orina más de lo habitual, expulsando cantidades excesivas o sumamente cuantiosas cada vez que lo hace.
En caso de sospechar que sufre de este u otros factores de riesgo, lo mejor es acudir a una consulta su médico de confianza, quien seguramente confirmará o descartará el diagnóstico con un análisis de sangre.
Fatiga extrema
No es lo mismo hablar de cansancio que de fatiga. El cansancio implica que la persona todavía mantiene una reserva de energía, mientras que la fatiga es una sensación de agotamiento que imposibilita cumplir con el trabajo o las tareas cotidianas, por sufrir de una falta de energía sostenida.
Al padecer de prediabetes, la fatiga extrema está relacionada con el hecho de que el cuerpo usa el azúcar en la sangre como combustible; sin embargo, la afección provoca una resistencia a la insulina, impidiendo a las células recibir la glucosa y convertirla en energía, al no poder procesarla, desencadena un cansancio excesivo, incluso sin hacer actividad física.
Recomendaciones para evitar y/o controlar la prediabetes
En términos generales, un estilo de vida saludable es primordial para prevenir la prediabetes y su posible evolución a una diabetes tipo 2, incluso si hay antecedentes en la familia. Llevar una vida saludable es posible siguiendo las siguientes recomendaciones:
- Consumir alimentos saludables. Es importante incluir en la dieta diaria alimentos con bajo a medio índice glucémico como vegetales, legumbres, frutas con cáscara (pera, manzana, durazno), alimentos integrales, y cualquier alimento rico en fibras. También se aconseja incluir proteínas y grasas «buenas» como el aceite de oliva y el aguacate.
- Hacer al menos 30 minutos de actividad física diaria. El ejercicio es una de las mejores alternativas para enfrentar la prediabetes. Se puede elegir el que mejor se ajuste a sus gustos y/o necesidades, desde caminar o correr, hasta practicar algún deporte o bailar.
- Reducir el exceso de peso. Lograr un peso saludable (y, especialmente, mantenerlo) ayudará a reducir los síntomas de la prediabetes y a controlar el nivel de azúcar en la sangre. Una evaluación nutricional podrá determinar el peso ideal para cada persona, de manera que pueda considerarse para, en conjunto con los profesionales de la salud indicados, se establezca el régimen ideal para alcanzarlo.
- No fumar. Muchas personas lo desconocen, pero la nicotina aumenta los niveles de azúcar en la sangre. Esto, para quienes presentan un cuadro de prediabetes, significa que, a futuro, y en la eventualidad de que desarrollen una diabetes, necesiten dosis mayores de insulina para mantener los niveles de azúcar en la sangre cerca de su objetivo.
- Mantenerse informado. Una de las mejores formas de prevenir los efectos negativos de la prediabetes, así como de evitar complicaciones, es informarse constantemente y asesorarse de profesionales con experticia en trastornos metabólicos.
Fuente: Dr. Gregory Celis, director médico de Laboratorios Bagó.
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