El día de San José, una de las festividades más importantes del catolicismo, quien fue el esposo de María y asumió la paternidad terrenal de Cristo.
San José es conocido como el patrono de todos aquellos a quienes Dios «les cambia los planes». Durante su vida este santo de la Iglesia mostró una gran disponibilidad, obediencia, y particularmente, una Fe madura.
En el misterio de la Salvación, San José cumple un papel muy decisivo al actuar con responsabilidad ante los desafíos que Dios y la vida misma le van presentando. Si bien la figura de San José se limita a la infancia de Jesús, sus acciones fueron suficientes para que lo llamemos Padre y Señor, y por lo tanto, puede considerárselo un ejemplo de llevar las cosas en silencio.
A San José se lo puede considerar el primer patrono de los Inmigrantes, al huir a Egipto junto a su familia de la sed de poder, maldad, celo, gula, odio, codicia, y demás cosas semejantes a éstas, con que Herodes persiguió al Niño Jesús.
Hoy en día, millones de seres humanos en este mundo global, emigran en búsqueda de mejores oportunidades de bienestar ante la corrupción, conflictos de intereses económicos, guerras, hambruna y profundas desigualdades sociales que imperan en sus propios países. San José cuida y educa al Niño Jesús; vela y respeta a María, y con su ejemplo dignifica el trabajo.
Fe y justicia
Lo vivido por San José con ocasión de la concepción y nacimiento de Jesús, nos revela los distintos comportamientos, superaciones y fatigas por las cuales puede pasar una persona, aunque madura en la fe le falta conocer más acerca de Dios.
Los Evangelios presentan a José como un hombre justo y que no quería exponer a María, por sus virtudes, a la infamia pública, aunque esto le representa a él sufrimiento, angustia y un conflicto de conciencia. Y Dios no lo abandona, le envía un ángel quien le dice: «no temas», es decir estaba lleno de temores, y el ángel le da la razón profunda para llenarse de claridad y alegría.
La justicia de José consiste en que no quiere dar su nombre a un niño de quien no conoce su padre y denunciar así lo sucedido con María. Esto es lo que el proceso riguroso de la Ley le exigía ante el hecho extraño que estaba viviendo.
Sin embargo, San José va más allá de lo justo, ejerce la virtud de la Caridad, es la expresión del «mínimo evidente» ante la norma, el concepto, el principio, el dogma y la «dureza del corazón». Esto es, la más amplia comprensión de la situación que nace de la justicia evangélica del corazón.
San José es el ejercicio de la esperanza de lo que debemos esperar de Dios… de una solución humanamente confusa. Es la esperanza de saber esperar, con ánimo humilde, serenidad y paz, de manera especial, cuando Dios…»nos cambia los planes».
Escrito por: Ec. Francisco Rendón.
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