¿Liderazgo femenino o liderazgo a secas? 4 razones por las que el liderazgo femenino es relevante para todos. ¡No olvides compartir!
El mundo necesita líderes positivos, que sirvan en silencio y siendo coherentes en su vida. ¿Existe un liderazgo femenino? Cuando hablo de liderazgo, no necesariamente me refiero a esas pocas personas que tienen cargos altos, poder o fama, me refiero a ti y a mí, a líderes del día a día.
Me gusta mucho esta definición de líder que da Isabel Sánchez en su libro ¨Mujeres Brújula¨: «Ser líder es convertirse en un punto de referencia para los demás, señalar el norte, marcar el camino y acompañar hasta la meta».
Entonces sí, antes de empezar a hablar del tema de si el liderazgo debe ser igual para todos o si debe ser liderazgo femenino, era importante que sepas de qué tipo de líderes estamos hablando.
¿Por qué o para qué somos distintos?
Hace poco vi en redes sociales un video que se llamaba «un día como mi esposo», en el que una mujer contaba de forma muy divertida lo que su esposo hacía en el día a día, como por ejemplo dejar la ropa sucia junto al tacho y no ponerla dentro, servirse un café y dejar el mesón lleno del polvo de café y muchas situaciones más.
Este video me dio mucha risa y lo compartí con varias amigas, todas coincidimos en que nuestros esposos o novios hacen las cosas de forma muy parecida a cómo las relataba la chica del video.
Este ejemplo que parece tan simple, refleja las diferencias entre el hombre y la mujer. Somos distintos, no hay más vueltas que dar. Es una diferencia muy patente, que no sólo se da a nivel biológico, si no también en el ámbito psicológico, emocional, de relaciones, formas de trabajar, etc.
Y esto nos deja inevitablemente con una pregunta, ¿por qué o para qué fuimos diseñados tan distintos los hombres y las mujeres? ¿Tuvo Dios algún propósito mayor?
Yo pienso que la respuesta es que ¡sí! Dios nos diseñó desde el inicio con unas características muy propias a la mujer y al hombre. Y en su infinita sabiduría, nos dio cualidades que nos hacen complementarios y que enriquecen al mundo con las perspectivas de cada uno, si no imagínate que aburrido sería.
Entonces, ¿todas las mujeres somos iguales?
Cuando hablamos del diseño de la mujer, no hablo de «encajar a todas en un solo molde», ¡para nada! Cada una de nosotras es única por su forma de ser, físico, personalidad, capacidades y mucho más.
Pero sí es evidente que compartimos varias características, mucho más allá de las físicas. Las mujeres somos más capaces de acoger al otro, de ser empáticas, de escuchar, de comprender el lenguaje corporal sin que nos digan una palabra. Tendemos a poner orden y belleza en los espacios a los que vamos, somos detallistas y cuidadosas. Y a la vez, somos capaces de sacar fuerza de nuestra vulnerabilidad y de avanzar con esperanza aún en los escenarios más difíciles.
Y para cerrar la lista con broche de oro, todas las mujeres tenemos un ciclo que está dividido en 4 fases y que influye directamente en cómo nos desenvolvemos en el día a día. Conocer nuestro ciclo nos ayuda a conocer mejor nuestro cuerpo y saber cómo estamos de salud, comprender nuestras emociones, formas de relacionarnos con los demás y tanto más.
¿Y qué tiene que ver la historia?
Solo hace falta recordar las lecciones de historia del colegio o la universidad o revisar un poco la historia de hace algunos siglos para darse cuenta de que por mucho tiempo las mujeres fueron relegadas de la vida social y pública. Sus aportes tenían que estar limitados a la vida familiar y si hacían algo fuera de ese ámbito, no eran reconocidas.
Las mujeres tuvieron que luchar por tener las mismas oportunidades que los hombres en la sociedad, pidiendo derechos tan básicos como el acceso a la educación, al voto, a condiciones laborales adecuadas y en general a tener voz.
Pero además, con ello vinieron también algunas manifestaciones más radicales de mujeres que han ido queriendo eliminar por completo las diferencias de las que hablábamos al principio y despojarse de su esencia femenina para competir con los hombres ¨de igual a igual¨.
Entonces claro en que la forma cómo se ha desarrollado la historia tiene mucho que ver, porque las mujeres se incorporaron después que los hombres a muchos ámbitos, sobretodo al social y laboral.
Es por eso que todavía la sociedad necesita vivir algunos cambios y adaptarse a un nuevo modelo, donde las estructuras sociales funcionen de la mejor manera para hombres y mujeres, logrando un desarrollo integral pleno que involucre la vida familiar, social, profesional, etc.
¿Entonces es mejor hablar de liderazgo femenino?
Si lees los puntos anteriores, te darás cuenta de que para mí la respuesta a esa pregunta es un rotundo ¡sí!, pero lo dejo a tu criterio, pues una de las mayores libertades de la persona humana es poder tener su propia opinión, ir formando su criterio y tomar decisiones.
Si te sientes identificada, te invito a conocerte mejor, a estudiar más a profundidad de este tema y sobretodo a tomar acciones concretas. Lejos del resentimiento o la victimización, cada una de nosotros puede ser esa líder positiva, que responde a su esencia femenina más auténtica y apoya a otras mujeres a serlo también.
Escrito por: Silvia Ordoñez, vía Catholic-Link.
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