Quizás tengas miedo de echar una mirada atrás y hacer un balance, pero es tiempo de darte cuenta que aún en los momentos negativos, tu vida ha sido muy buena.
Es tiempo de celebraciones, de festejos y despedidas; pero también de nuevos proyectos y balances. Quizás ha sido un año duro para ti. Tal vez muchas metas quedaron en el camino pero, con todo, la vida sigue su curso y un nuevo ciclo hace girar la rueda de la vida.
Tal vez tengas miedo de echar una mirada atrás y de hacer un balance, pero es tiempo de darte cuenta de que aún en los momentos negativos tu vida ha sido exitosa. Hacer un alto antes de las doce campanadas y reflexionar sobre lo vivido es una excelente estrategia para afianzar tus fortalezas y que asumas la determinación de ponerle un punto final a tus debilidades.
Metas inacabadas
Haz una lista de las metas que quedaron a mitad de camino, o aquellas que quizás ni siquiera pudiste iniciar. Esta tarea no consiste en ser masoquista y volver a mirar dentro de los cajones revueltos con ropa sucia; se trata de aprender, de aceptar la oportunidad de hacer un recuento y proponerte ser mejor persona. Analiza cada área, ¿te faltó compromiso?, ¿tus objetivos no estaban claros?, ¿el plazo fue insuficiente?, ¿era posible?, ¿demasiado ambiciosa?, ¿hizo falta motivación?
A continuación responde en cada meta no cumplida estas tres preguntas: ¿qué cosas no han salido como esperabas?, ¿qué causas puedes ver que te han llevado a este resultado?, ¿qué podrías haber hecho diferente?
Logros
Repasa cada área de tu vida, no te quedes solo con un aspecto de ella. Ahora detente y repasa en tu mente esos momentos vividos, agradece a Dios y deja que la satisfacción recorra tu alma. No subestimes tus logros, haz una lista de tus logros por cada mes del año vivido. ¿Imposible? Aunque no lo creas, estar ese día que tu hijo necesitó ese abrazo, es tan importante como haber comprado una nueva heladera (refrigerador). Haber aprobado un examen, mudarse de casa, mirar a los ojos a tu cónyuge y saber dentro de ti que no cediste a la tentación, son logros personales. No te detengas, deja que tu mente busque y rebusque, verás que bajar el gato del árbol fue lo que llevó a que tu hija pequeña comenzara a mirarte con otros ojos.
Aprendizaje de los errores
Reflexiona en que has aprendido tanto de las conquistas como de los errores o las frustraciones. Cada aspecto vivido ha dejado una enseñanza para ti, ¿puedes descubrirla? Acepta que has aprendido mucho más de aquellas cosas que no salieron tan bien como deseaste, que de las otras. Eso que llamas fracaso encierra un aprendizaje valioso, solo tienes que abrir tus ojos y ver incluso en los harapos del dolor. Quizás estas preguntas te ayuden un poco: ¿cuál fue la lección aprendida en este caso?, ¿cuál fue el error o resultado desfavorable que has reconocido?, ¿cuál fue el logro alcanzado?, ¿qué es lo que «nunca más» volverás a vivir porque aprendiste de esta experiencia?
¿Y Dios?
Aunque no lo creas, tu relación personal con Dios tiene que ser lo más importante en tu vida. Ponte la meta de que este año nuevo tu primer amor persevere en Cristo. Trata de responder a estas preguntas, quizás te permitan mejorar tu vínculo con Él: ¿hubo alguna área de tu vida que te afectara espiritualmente?, ¿cómo estuvo tu comunión con el Señor?, ¿cuánto tiempo en el día le dedicaste al Señor?, ¿compartiste con alguien tu conocimiento de Cristo durante este año?, ¿leíste la Biblia y te edificaste en este año que culmina?
El amor, la felicidad, la confianza y la nostalgia se hacen presentes en fin de año, pero también es tiempo de que le abras la puerta a la reflexión. ¡Buen balance! ¡Y feliz año nuevo!
Vía Familias.com