Una buena educación puede transformar a las personas, a tal punto de poder afrontar el día a día con más positivismo.
La educación está profundamente relacionada con el progreso y el desarrollo de una sociedad.
Como dijo el fallecido líder sudafricano Nelson Mandela: «La educación es el arma más poderosa para cambiar el mundo”. Es la mejor herramienta para transformar la vida de las personas.
Ejemplo de transformación personal
Un ejemplo de superación personal, es el que nos relata la autora americana Tara Westover en su libro “Una Educación”. Ella no asistió al colegio, ni siquiera sabía la fecha exacta de su nacimiento, su padre era un pastor mormón fundamentalista obsesionado con el fin del mundo, paranoico y con delirio de persecución. Su madre una curandera que no creía en la medicina occidental; sin embargo, ella escogió cambiar su propia experiencia y elegir educarse formalmente para liberarse del mundo en que la atraparon sus padres.
A pesar de no haber concurrido a una institución educativa de niña, Tara Westover logró graduarse en la Universidad y finalmente obtuvo un Doctorado en Cambridge. Su historia es un ejemplo donde la educación traza el camino a la libertad. Podemos escoger quedarnos en el estatus quo o romper paradigmas; el pasado no nos define y somos dueños de nuestro destino.
La educación y la incidencia en el nivel de vida de las personas
El nivel de vida en los países como Noruega, Suecia, Finlandia, Dinamarca y Nueva Zelanda es de los más altos del mundo según la OCDE. Estas naciones invierten en enseñanza y tienen los mejores sistemas educativos del mundo. Consecuentemente, su aporte se ve reflejado en un incremento significativo en el PIB per cápita.
En Ecuador no podemos negar que el nivel de educación ha mejorado en los últimos años, sin embargo, es importante elevar la calidad del sistema educativo, invertir mayores recursos y adaptarlo para afrontar el mundo cambiante y catastrófico que afronta la juventud.
Adicionalmente, cabe destacar que en nuestro país aún existen muchas personas con educación inconclusa. Esto se debe principalmente a la falta de recursos financieros, al bajo nivel de acceso a la educación y a la urgencia de salir al mercado laboral.
Nuestra sociedad tiene una gran oportunidad de mejorar su calidad de vida si se la apoya en una educación adecuada. Según el último Censo Nacional de Población y Vivienda realizado por el INEC (Instituto Nacional de Estadística y Censos) en 2018, hay aproximadamente 2.2 millones de personas de 15 años o más con escolaridad inconclusa en Ecuador, representando aproximadamente el 8.9% de la población adulta del país.
Estudios pospandemia revelan que la cifra ha subido a casi 5.4 millones de personas.
Estas personas pueden mejorar el destino de sus vidas si se les da la opción de acceder a la educación, tendrán mejores ingresos, mejor nutrición, salud e inclusive aumentará su esperanza de vida, dejarán de ser una carga para la sociedad y contribuirán mayormente a la riqueza del país.
Incidencia de la tecnología en la educación
Una forma de aumentar las opciones para acceder al conocimiento es el uso de la tecnología en la educación. Herramientas como las transmisiones en línea han ayudado a democratizar la educación, a abaratar los costos y a lograr que se pueda aprender de una forma más práctica y eficiente, accediendo a contenido de calidad desde cualquier lugar del mundo.
La educación te libera
En conclusión, la educación es un elemento fundamental para el desarrollo y el progreso de las personas, la sociedad y el mundo en general. Ayuda a conectar con el conocimiento y por ende a relacionarnos entre los seres humanos. Logra que perdamos el miedo a lo desconocido y que sintamos empatía por los demás.
La educación, como narra Tara Westover en su biografía, puede liberarnos de un futuro condenado a la pobreza e ignorancia cuando nacemos en un entorno trastocado por factores de extrema necesidad.
Tratemos de hacer lo posible para mejorar la educación en el Ecuador y abrir el abanico de oportunidades a nuestra gente, para así tener una sociedad más justa y equitativa.
Escrito por: Econ. Irene Miranda Illingworth, voluntaria de la Sociedad de Beneficencia de Señoras.
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