El vivir solo el presente olvidando totalmente el pasado y dejando de lado los planes a futuro, no son la mejor opción.
Hoy estamos intentando dominar la habilidad de estar aquí y ahora. Con la prisa constante y gran variedad de tareas cotidianas, necesitamos un momento de paz y tranquilidad. Desafortunadamente, hemos perdido la capacidad de descansar y nos es difícil hacer pausas.
El cumplimiento continuo de las obligaciones en algún momento podría convertirse en una norma, especialmente cuando estamos concentrados en estas actividades, no solo en nuestro trabajo o durante las tareas domésticas, sino también durante nuestro tiempo libre.
Hasta cierto punto, esta manera de funcionar puede ser nuestra ventaja, a menudo vista como la capacidad de trabajo bajo presión del tiempo, capacidad de realizar múltiples tareas, orientación a objetivos, etc.
Por otro lado, no será beneficiosa si la voluntad de actuar es reemplazada por la necesidad de ocuparse constantemente de algo; en donde no puedes pasar ni un momento de tu vida sin hacer nada. Además, el exceso de tareas puede llevarnos no solo al agotamiento de nuestras fuerzas vitales, sino también a separarnos de nosotros mismos, de lo que experimentamos dentro de nosotros.
Siempre involucrados
Observando en ti mismo la necesidad de participar constantemente en diversas tareas y la incapacidad de descansar, puedes intentar aprender a ser más consciente de ti mismo: de lo que está sucediendo dentro de ti.
Durante cada día, trata de no enfocarte en lo externo por al menos un momento y dirige tu atención a tus sentimientos y estados internos. Puedes ver si eres capaz de silenciar tus pensamientos sobre lo que sucedió o está por suceder.
De esta manera, puedes ayudarte a recuperar el contacto contigo mismo, conocer tus necesidades y deseos, y así crearte una «brújula» de la vida que puede ayudarte en el camino hacia la verdadera realización.
Vive el presente
Mientras tanto, lo de estar aquí (vivir el presente) y ahora no debe asociarse con el deseo de “deshacerse” del pasado. Debido a varias experiencias difíciles, podemos ir apartándonos de lo que pasó y vivir solo lo que está sucediendo en el presente.
Sin embargo, esta es una estrategia ineficaz porque realmente no podemos olvidar nuestro pasado. Es posible que no puedas recordar acontecimientos concretos de tu vida, pero su influencia todavía está presente en las situaciones que vives actualmente.
Recuerda que cuanto más «olvidada» está una experiencia, más puede afectar nuestra vida actual. Esto se debe a procesos inconscientes en los que no tenemos influencia, así que vuelve a algunos eventos importantes de tu vida para tratar de reconocer, entender y aceptar su existencia. Solo de esta manera puedes «liberarte» para poder estar aquí y ahora.
Además, el contacto con tu pasado puede permitirte mantener el sentido de tu identidad y no perder la confianza en quién eres.
Sentido y valor
El deseo de desarrollar la capacidad de estar en el presente no debe conducirte a negar el futuro. De esta manera, puedes perder el propósito de tu vida, que podría darle un significado y un valor más profundos.
Tu vida no es un mosaico de hilos individuales, no relacionados, sino una cierta continuidad que comienza en el momento del nacimiento, y termina en un punto inconsciente en el futuro. Además, planificar varios asuntos en tu vida puede motivarte a actuar y sobrevivir momentos más difíciles.
Sin embargo, necesitas pensar en cómo quieres que sea tu futuro. Podemos establecer metas constructivas y creer en su éxito, o atormentarnos con visiones catastróficas sobre lo que sucederá, quitando la alegría del momento presente de nuestra vida.
En tal situación, podemos usar desafortunadamente la idea de estar aquí y ahora como una forma de distanciarnos de nuestros pensamientos, tratamos entonces de no pensar en «nada» y ciertamente fracasamos, porque esto no es posible, solo será posible cuando construyas un puente sólido entre tu pasado y tu futuro.
Una mayor atención a uno mismo no debe ser la razón para abandonar por completo las actividades de la vida, y aún más, llevarnos al aislamiento social y a encerrarnos en el mundo de nuestros sentimientos. Debe tener el propósito opuesto, es decir, abrir un espacio interno para estar en relación con los demás y posibilitar una acción creativa.
Escrito: Ilona Przeciszewska, Aleteia.
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