Amar en el siglo XXI es lo mismo que amar en el siglo XVIII, porque el amor como sentimiento es uno y, aunque se ama de muchas maneras, la verdad es que el ánimo es el mismo.
Cuando amamos, la intención primera es entregarnos a quien se ha convertido el objeto de nuestros sentimientos; venerar y servir para que, en su felicidad, la persona amada nos haga felices, es siempre la intención de todo enamorado, ¿qué cambia entonces en estos tiempos que corren?
Cambian las personas, cambia la mentalidad, cambian las aspiraciones, cambian las muestras de afecto. Y es entonces que el amor se enfrenta a nuevos retos: amar un siglo o dos atrás, solo debía enfrentarse a la rutina, los niños, quizá la economía. No en balde se decía que cuando el hambre entraba por la puerta, el amor salía por la ventana. Y por supuesto, ocurre lo mismo con las infidelidades.
Ahora, el amor debe competir con todo lo anterior y además con la tecnología, con una vida mucho más estresada, muchos más compromisos sociales y laborales, intereses que antes no eran siquiera contemplados y que ahora son inherentes a los planes de todo hombre o mujer en edad adulta. Entonces, ¿cómo hacer para que la competencia no sea desleal y el amor tenga oportunidad de perseverar hoy día?
1. No importa las veces que puedan decepcionarte, no dejes de amar
Si renuncias al amor solo porque en ocasiones te ha ido mal, quien pierde eres tú. Está más que demostrado que estar enamorados nos beneficia emocional y físicamente.
2. Para que el amor pueda perseverar, necesitamos tolerancia
Hoy día la intolerancia es uno de los grandes enemigos de tan enaltecedor sentimiento. La incapacidad para respetar y respetarnos en nuestra individualidad es el Caballo de Troya que, tarde o temprano, hace caer cualquier relación.
3. La confianza es fundamental
Con tantas tentaciones y tan poca disponibilidad para disfrutar de tiempo libre, si no estamos dispuestos a fiarnos del otro, tarde o temprano comenzarán los enfrentamientos. Y no sólo eso: si no confías en que tú y tu pareja tienen un objetivo en común, no podrás apostarle a un amor a largo plazo, precisamente porque no podrás creer en esa persona y mucho menos en esa relación.
4. El amor y la ambición, son como el agua y el aceite
Dependiendo en qué medida y a qué objetivos sirva, la ambición puede tener algo de virtud y mucho de defecto. Pero en el caso que nos atañe, si la ambición se hace presente en tu relación, puedo asegurarte que eso empañará el vínculo amoroso. El amor y la ambición, aunque muchas veces van de la mano, son como el agua y el aceite.
5. Sean un equipo
Pensar en «yo» y no en «nosotros», es un obstáculo común hoy en día. En este siglo XXI, tal parece que vernos en la individualidad aun estando en pareja, es la consigna. Cuando dejamos de pensar en la pareja como un «nosotros», nos convertimos en los propios enemigos de nuestra relación. Remediarlo solo es cuestión de saber hacer equipo: haz de tu pareja tu mejor aliado.
6. Brinda «amor del bueno»
El amor se ha vuelto barato, decir te amo se ha vuelto demasiado fácil y las demostraciones de afecto tienen más que ver con dejarse llevar por el deseo. Busca dar y recibir calidad en el amor, de ese que implica el deseo de comprometernos con el otro para una vida en común.
El amor en el siglo XXI sigue siendo el mismo desde el inicio de los tiempos, quienes lo hemos corrompido, lastimado, menospreciado, hemos sido nosotros, evolucionando en la tecnología e involucionando en nuestra integridad. Para hacer que siga vivo por los siglos de los siglos, es necesario darle una bocanada de valores y nuestro voto de confianza.
Vía Familias.com