En esta ocasión compartimos los puntos claves o pautas eficaces para conciliar la familia y el trabajo.
Familia y trabajo, las 4 pautas eficaces para conciliarlos…
Afirma Victor Küppers que la actitud lo es todo a la hora de plantearse cómo enfocamos la vida en la familia y trabajo. Sin duda: al levantarnos por la mañana nos asomamos a la ventana y, si llueve torrencialmente, uno tiene dos opciones: a) volver a la cama; b) pensar cómo organizará el día y dónde tiene el paraguas, las botas de agua y la gabardina.
En el caso de la conciliación entre el trabajo y la familia, ocurre algo similar:
Opción a) Considerar que la familia y el trabajo son dos enemigos que tiran de mi chaqueta cada uno en sentido contrario. Solo me queda luchar para no morir en el intento.
Opción b) La familia y el trabajo son dos dones que me ha dado la vida. Son un regalo que no todo el mundo posee. Si dispongo de ellos, lo primero que debo hacer es dar gracias. Lo segundo, debo integrar uno en otro. Eso es un arte y requiere poner cabeza y corazón.
¿Cuáles son las pautas para conciliar trabajo y familia?
El diccionario de la RAE dice que conciliar es «hacer compatibles dos cosas», que ya de por sí es un éxito pero… se queda a medio camino si estoy hablando de algo que tiene que ver con la felicidad.
Integrar, en cambio, es «constituir un todo». Eso sí me habla de plenitud, que es a lo que todos aspiramos.
Es difícil, pero no imposible. Pueden ayudarnos cuatro pautas que propone la profesora universitaria Rosalía Baena:
ANTICIPAR
Explica Baena, en cuanto a anticiparnos, «con suficiente antelación, podremos colocar primero las grandes piedras, las importantes, para que cada tarea tenga su sitio y pueda caber todo. Asimismo, para anticipar, ten clara la prioridad de los quehaceres».
La jerarquía podría resumirse en: Dios, los demás y yo, según la investigadora.
La profesora considera que vale la pena aplicar al hogar el modelo de gestión que funciona en empresas: «fijarse metas, estrategias, cometidos que se puedan delegar y comunicar con tiempo. Si nuestra familia es el negocio más importante, debemos dar cada paso con organización. Dejarlo todo en manos de la espontaneidad, no asegura la paz ni el orden que se necesita en la convivencia».
ASUMIR
No todos los años ni todas las temporadas son iguales en una familia, pero, sin duda, llegan momentos en que la casa y el trabajo exigen mucho, y al mismo tiempo.
Para ello, la experta recomienda «estar desprendidos de la tendencia al perfeccionismo y a las manías personales».
APRENDER
También ayuda ver las cosas con perspectiva y darse cuenta de que «no estamos solos ni somos los únicos» -recuerda esta autora- en el empeño de conciliar, con lo cual podemos aprender en cursos de orientación familiar o del ejemplo que nos den algunos familiares o amigos.
El secreto, es «gestionar bien nuestro recurso más escaso: el tiempo».
Y ofrece distintos tips:
«Haz lo que debes y está presente en lo que haces».
Fija un tiempo para el trabajo, para respetar el de la familia. «El tiempo con los hijos y el cónyuge es sagrado».
Los enemigos de la conciliación son, según la profesora del IESE, Nuria Chinchilla: «una falta de organización personal, confusión de las prioridades, escasa delegación en los colaboradores, exceso de optimismo al apreciar las propias habilidades y potencial de trabajo, entre otros».
AMAR
Tiempo de calidad: «Una sana vida de familia requiere tanto cantidad de tiempo como calidad en el tiempo», subraya.
Fijar tiempos de reflexión: cuanto más abundantes son las diversas tareas que tenemos que realizar, resulta más necesario hacer pausas durante el día, para pensar cómo organizarlas mejor. La investigadora añade que para un cristiano, «estos tiempos de reflexión son tiempos de oración».
Escrito por: Dolors Massot, vía Aleteia.
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