Te invitamos a conocer cuáles son los miedos y fobias más frecuentes que padecen los ancianos y las estrategias para afrontarlos.
A medida cumplimos años se incrementan los miedos, las fobias y las preocupaciones. Los cambios físicos, sociales y emocionales que los mayores tienen que asumir en el proceso de envejecimiento pueden desencadenar temores y ansiedades. Comprender estas dinámicas y saber cómo afrontarlas es clave para ayudar a los mayores en su vejez, un momento en que se acrecientan los miedos, especialmente cuando las personas viven solas.
Los miedos y fobias más frecuentes en ancianos
En la vejez, las fobias pueden manifestarse de formas diferentes. Compartimos algunos de los miedos más frecuentes:
A la soledad
Con el paso del tiempo, los mayores van perdiendo amigos y seres queridos, al tiempo que disminuyen sus interacciones sociales. El miedo a la soledad y al aislamiento social hace acto de aparición, especialmente para aquellos ancianos que viven solos o no tienen una red familiar en la que apoyarse.
A enfermedades y lesiones
En la tercera edad se incrementa el riesgo de desarrollar enfermedades crónicas y de sufrir lesiones. El miedo a la enfermedad, la discapacidad y la dependencia puede ser muy intenso, aumentando el estrés y afectando a la calidad de vida de los mayores.
A la muerte y la pérdida
A medida que los años avanzan, es natural que surjan dudas e incertidumbres sobre la vida después de la muerte, lo que puede generar ansiedad en los mayores.
A la pérdida de control
Los cambios que se sufren en la salud, la movilidad y la independencia pueden desencadenar el miedo a perder el control sobre la propia vida. Los mayores comienzan a preocuparse por volverse dependientes o necesitar ayuda a la hora de tomar decisiones importantes. Esta sensación de vulnerabilidad y la anticipación de la falta de autonomía puede provocar mucha angustia.
A la pérdida de independencia
Cualquier acto relacionado con la movilidad, como la disminución de la capacidad para subir o bajar escaleras, entrar o salir de un automóvil o caminar sin ayuda es una fuente preocupación para los mayores, que ven limitada su capacidad para participar en actividades cotidianas y mantener un estilo de vida activo.
A caídas y lesiones
El miedo a caerse y sufrir lesiones graves es común entre los ancianos, especialmente entre aquellos que experimentan problemas de equilibrio, debilidad muscular o enfermedades crónicas. Este temor puede llevar a adoptar comportamientos cautelosos o a evitar realizar actividades que se perciben como de riesgo, lo que a su vez limita la participación del mayor en la vida social.
A la pobreza y la inseguridad financiera
Muchos mayores se preocupan por no tener suficiente dinero para cubrir sus necesidades básicas o para hacer frente a gastos imprevistos, como facturas médicas o reparaciones en el hogar. La preocupación por la estabilidad financiera es aún mayor entre quienes tienen ingresos fijos limitados o cuentan con escasos ahorros.
A fraudes y estafas
Muchos mayores experimentan temores relacionados con los fraudes y estafas procedentes tanto de extraños como de familiares, lo que merma su capacidad para confiar en los demás.
Al cambio y a la transición
Los cambios de estilo de vida asociados a la vejez, como la mudanza a una residencia de ancianos o a casa de los hijos, puede provocar ansiedad, ya que supone la adaptación a nuevas rutinas. Los mayores no suelen llevar bien estos períodos de transición.
A la tecnología
Con la rápida evolución de la tecnología, algunos mayores experimentan ansiedad por no saber utilizar los dispositivos electrónicos, los ordenadores o los teléfonos inteligentes. Esta falta de familiaridad con la más avanzada tecnología puede generar preocupaciones acerca de la incapacidad para adaptarse a los cambios o el temor a cometer errores al utilizar los dispositivos tecnológicos, lo que limita actividades tan cotidianas como acudir al banco o realizar una llamada de teléfono a los seres queridos.
¿Cómo ayudar y tratar a mayores con miedos?
Cuando abordamos los miedos en los mayores, es esencial adoptar un enfoque integral que combine tanto la comprensión, como la empatía y una serie de acciones efectivas que permitan a los mayores a enfrentar y reenfocar sus miedos. Estas son algunas de las estrategias que recomiendan los expertos:
Proporcionar apoyo emocional
La presencia y el apoyo de amigos, familiares y cuidadores son fundamentales para ayudar a los mayores a enfrentar sus miedos. Mostrar empatía y comprensión hacia sus preocupaciones fortalece el vínculo afectivo, alivia la carga emocional y proporciona consuelo en sus momentos de angustia.
Escuchar y validar
Brindar a los mayores la oportunidad de expresar sus miedos y preocupaciones sin ser sometidos juicio es fundamental para desarrollar un ambiente de confianza. La simple práctica de escuchar de manera activa proporciona un espacio seguro donde los mayores puedan compartir sus emociones libremente. Es importante, además, validar sus sentimientos, incluso si nos parecen irracionales desde nuestra perspectiva.
Promover la autonomía
Involucrar a los mayores en la toma de decisiones y permitirles mantener cierto control sobre su vida es esencial para preservar su dignidad y autoestima. Hay que darles la oportunidad de que expresen sus preferencias y tomen decisiones acerca del estilo de vida que quieren llevar. Asimismo, hay que facilitar entornos que fomenten su independencia.
Proporcionar información
El conocimiento ayuda a erradicar miedos. Por este motivo, proporcionar a los mayores una información precisa sobre los asuntos que les generan ansiedad les permitirá reducir su incertidumbre y enfrentar sus miedos.
Fomentar el apoyo social
Poner en contacto a los mayores con personas en su misma situación puede suponer un gran alivio. Interactuar con grupos de interés común disminuye su sensación de aislamiento y soledad.
Buscar ayuda profesional
Reconocer que se necesita ayuda profesional supone dar un paso muy importante, que encamina hacia el bienestar del anciano. Los psicólogos ofrecen terapias realmente efectivas para abordar los miedos y ansiedades específicas de los mayores.
Promover el entretenimiento
La estimulación cognitiva es esencial para mantener una mente activa y saludable. Actividades como la lectura, la realización de rompecabezas o aprender música o un idioma contribuyen a mantener la mente ocupada y alejar las preocupaciones.
Crear rutinas
Establecer rutinas predecibles puede brindar a los mayores seguridad y sensación de control sobre el entorno. Tener horarios regulares en las comidas, seguir las mismas actividades diarias y descansar adecuadamente ayuda a eliminar la incertidumbre y a rebajar la ansiedad.
Explorar terapias alternativas
Terapias alternativas como la musicoterapia o la risoterapia pueden ser muy beneficiosas si el anciano disfruta con ellas.
Fomentar la actividad física
La práctica regular de un deporte beneficia tanto la salud física como la mental. Hay que animar a los mayores a realizar ejercicios adaptados a sus necesidades y capacidades para rebajar los niveles de estrés y ansiedad, y mejorar así su estado de ánimo.
Fuente: TK Home Solutions.
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