¡Los cuidadores también necesitan que les cuiden! Te compartimos varias estrategias para evitarles un burnout.
Mi abuelita, una mujer maravillosa y vital, requiere en esta etapa de su vida de cuidadores y cuidados especiales. En nuestra familia, todos estamos muy pendientes de su bienestar. No sería posible sin una ayuda profesional que nos han dado algunas enfermeras.
Además, la dedicación de sus hijos y, sobre todo, de mi hermana ha sido fundamental. Ella ha debido reducir sus jornadas laborales o renunciar a sus tiempos personales para que el resto de la familia nos ocupemos de nuestros trabajos y de otras actividades personales. ¡El cuidado de la abuela no habría sido posible sin ella!
Su compromiso y su capacidad para equilibrar sus propias responsabilidades con el cuidado de nuestra abuelita son ejemplos inspiradores para todos nosotros. Algunas veces he pensado que si ella no cubriera ese rol todo el núcleo familiar estaríamos en dificultades.
Entre la familia hay un compromiso tácito de cómo cuidar de la abuelita para que participen todos, primero los que viven cerca, y también los que estamos fuera de la ciudad, como es mi caso, que intento llamar con frecuencia y viajar cuando me es posible.
Si bien es importante que todos actuemos, para que no haya una carga completamente desbalanceada, también es cierto que mi hermana sigue manteniendo el rol más delicado y que más dedicación exige.
Cuidar de los que cuidan a los demás
Pero veo que cada vez será más necesario tomar esta realidad en cuenta. El Papa Francisco nos sugiere que “Sigamos la regla de oro de nuestro ser hombres y mujeres que es cuidar y cuidarnos mutuamente entre nosotros, apoyar a los “cuidadores” de los más débiles, de los enfermos y de los ancianos”.
Algunos aspectos que se deben tomar en cuenta:
Buena voluntad del enfermo
Facilita mucho que se deje cuidar. Si todo son berrinches o intentar que “no molestar” lo que sucede es que se crea un mayor obstáculo. Para que no se sienta una carga debe ser tratado con mucho amor, y sin sacarle en cara lo que se hace por él. Como lo explica esta meditación de Hablar con Jesús.
Cuidador como único proveedor económico
En algún caso no solo debe ocuparse de las necesidades de la persona dependiente, sino que también debe mantener un empleo para cubrir los gastos familiares. La presión financiera puede ser abrumadora para el cuidador que también es el sostén económico de la familia. Es importante establecer un equilibrio entre el trabajo y el cuidado, así como buscar recursos y apoyo externo cuando sea necesario.
Principio de subsidiariedad
La Doctrina Social de la Iglesia es un conjunto de enseñanzas morales y éticas basadas en la enseñanza de Jesucristo y la reflexión teológica. Esta aborda cuestiones sociales, económicas y políticas. Estos principios, como la dignidad de la persona humana, el bien común, la subsidiariedad y la solidaridad, ofrecen una guía moral para la construcción de una sociedad justa y solidaria.
Son una luz de la Iglesia para orientar la búsqueda del bien común y la promoción de la justicia social. Según el principio de subsidiariedad, las decisiones y acciones deben ser tomadas a nivel más cercano posible a las personas afectadas, dando prioridad a las instituciones más pequeñas y cercanas, como la familia, antes de recurrir a instancias más amplias, como el gobierno o las organizaciones sociales.
Es lógico que sea la familia quien tenga la responsabilidad de cuidar y proteger a sus miembros más vulnerables y sea el primer ámbito donde se intenten resolver las necesidades de las personas que requieren cuidados debido a enfermedad o vejez. Donde se proporciona un ambiente de amor, apoyo y cuidado que es esencial para el bienestar físico, emocional y espiritual de aquellos que lo necesitan.
7 ideas para cuidar en familia a los cuidadores
Algunas ideas para ponerse de acuerdo en las familias y que no recaiga todo el peso en el cuidador:
Organizar turnos de descanso
Establecer un horario rotativo entre los miembros de la familia o buscar ayuda externa para que el cuidador pueda tomarse un tiempo para descansar y recargar energías.
Ofrecer ayuda práctica
Realizar tareas domésticas, preparar comidas o realizar diligencias para aliviar la carga del cuidador y permitirle enfocarse en el cuidado de su ser querido.
Proporcionar recursos de respiro
Investigar opciones de servicios de respiro, donde el cuidador pueda dejar temporalmente a su ser querido bajo el cuidado de profesionales capacitados para tomarse un descanso necesario.
Apoyar en la búsqueda de información y recursos
Investigar sobre programas de apoyo para cuidadores, grupos de apoyo locales o recursos comunitarios que puedan brindar orientación y asistencia adicional.
Mostrar gratitud y reconocimiento
Expresar verbalmente y de manera regular el agradecimiento por el trabajo del cuidador, reconociendo su dedicación y sacrificio.
Fomentar el autocuidado
Recordar al cuidador la importancia de cuidar su propia salud física, emocional y mental, alentándolo a buscar momentos de relajación y actividades que le brinden placer y bienestar.
Permanecer involucrado
He visto casos donde algunos familiares se desentienden de sus responsabilidades, provocando tensiones y resentimientos. Una comunicación abierta y colaborativa es esencial para evitar que esto suceda.
Al implementar estas estrategias, mostramos un compromiso real con el bienestar del cuidador familiar y contribuimos a crear un entorno de apoyo y comprensión en la familia, nos parecemos más a esa familia de Nazaret.
Sin embargo, esta responsabilidad familiar debe ser apoyada y complementada por la sociedad y las instituciones más amplias para garantizar que todas las personas reciban el cuidado y la atención que necesitan, por eso escribo algunas recomendaciones para empresas.
Escrito por: Padre Juan Carlos Vásconez, vía Catholic-Link.
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