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Las nuevas tecnologías son por lo menos confusas. No solo lo digo por el manejo – y porque nacimos tantísimo antes que ellas- lo digo porque muchas veces se comportan como explosiones en la cara con sus miles de mensajes a la vez.

Estar conectados es bueno. Y difícil. Y porqué no, peligroso de vez en cuando. No solo proliferan médicos – y pseudo médicos- con mensajes de dudosa proveniencia sino también lo hacen gurúes de distinta índole. Bombardeo de sandeces.

Esta semana me llegaron por distintos lugares mensajes que iban todos a parar al mismo caudal: «Hay que ser feliz» «nacimos para ser feliz» «no te mueras sin ser feliz».

Y vean, soy una persona que cumple con todos los requisitos que promuevo: hago actividad física, soy sociable, ejercito la cabeza… pero a veces soy infeliz. Como vos, como todos. Momentos de angustia, de soledad y ¡claro! de tristezas también.

Me pregunto qué significará esta obsesión de la época por ser feliz…. Mi instinto me dice que la sombra social es cada vez más grande y vamos perdiendo el rumbo. Pero mi edad, mi experiencia, el aprendizaje que hago de esta comunidad me dice claramente esto: ser feliz es tener paz.

Tal vez en otra época la felicidad era otra cosa. Pero hoy, no me queda duda que ser feliz es tener paz. Y la paz se origina en la vibración que nos permite reconocer nuestros deseos y nuestras acciones. Es decir, cuando somos coherentes con nosotros mismos.

Esa es difícil. Para todos. Porque no vivimos solos y porque a veces, el mundo nos atropella de manera bélica. Pero he aquí la propuesta: cuanto más nos concentramos en nosotros mismos, en nuestros deseos y necesidades, y menos en el afuera, más probable es ser coherente…y tener paz. Tener paz significa despertarnos cada día con la intención de vivir mejor.

Cuando nos enfocamos en mejorar nuestra vida, las acciones que nos ayudan a lograrlo se sienten menos pesadas. Hacer ejercicio, por ejemplo, cuesta menos cuando sabemos que nos ayuda a sentirnos bien. Relacionarnos con los demás y compartir momentos también cobra más sentido cuando entendemos el impacto positivo que tiene en nuestro bienestar.

En otras palabras, encontrar un propósito nos impulsa. Como se dice a menudo, mientras nuestro corazón siga latiendo, aunque las circunstancias no sean perfectas, significa que seguimos aquí. Y mientras haya vida, siempre habrá tiempo para hacer cambios, disfrutar y seguir creciendo.

Por Diego Bernardini

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