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Una cosa es aprender de memoria textos y frases y otra muy diferente es estar en los lugares sagrados.

 

Aunque la situación en Medio Oriente sea una limitante para muchos, la verdad es que recorrer los pasos de Jesús da un nuevo significado a la historia de la salvación. Una cosa es aprender de memoria textos y frases y otra muy diferente es estar en los lugares sagrados. Los judíos están obligados a ir por lo menos una vez en sus vidas a Jerusalén. Creo que todo cristiano debería hacer lo mismo.

Esta peregrinación la hice gracias a una invitación de El Camino Neocatecumenal. Nuestro guía es el padre Rino Risso, rector de la Domus Galilaeae en Israel, centro que sirve para múltiples propósitos, pero la más importante es ser testimonio de fe y enlace fraterno con nuestros hermanos mayores, los judíos. En cada lugar, el padre nos hacía una explicación cultural, política y social de la época de Jesús.

Día 1

Nuestros primeros días recorrimos Galilea, visitando los lugares de la vida pública de Jesús. Vamos hasta Cesárea Marítima, donde el apóstol Felipe se encuentra con el etíope eunuco, quien abraza la fe y se bautiza. Aquí también el centurión Cornelio escucha a Pedro y luego se bautiza. Entonces, este es el sitio donde por primera vez los no judíos aceptamos a Jesucristo como nuestro Salvador.

Luego, nos dirigimos al Monte Carmelo, y recordamos al profeta Elías. La reflexión que nos hacemos es ¿quiénes son nuestros dioses? Dios no nos basta y es por eso que nos hacemos otros dioses “por si acaso”. Le rezamos a Dios, pero no tenemos la confianza puesta en Él, sino en nuestras propias habilidades. ¿Podríamos tener la certeza del profeta Elías y dejar actuar a Dios en nuestras vidas?

Día 2

Basílica de la Anunciación
Gruta ubicada en el subsuelo de la Basílica de la Anunciación.

Llegamos a la Basílica de la Anunciación, en Nazaret. Nos acercamos a la gruta que se encuentra en el subsuelo. He aquí el Fiat que cambiaría el desarrollo de la historia de la humanidad. El primer kerigma para la Iglesia naciente. Las grutas de esta colina resguardaban de las inclemencias del clima. Un pequeño espacio que servía de habitación, cocina y sala. Muy diferente a lo que imaginamos.

Luego nos dirigimos a Caná. Entramos a una iglesia bizantina para que los matrimonios que nos acompañan renueven sus votos ante Dios. La concepción y la familia son las palabras claves del día de hoy. ¿Qué le falta a los matrimonios para que defiendan la vida humana, para que sepan donarse el uno al otro? Cuando se pierda la familia, perderemos la sociedad.

Día 3

Salimos a Cafarnaúm para conocer el lugar en donde Jesús tenía, por decirlo de algún modo, su centro de misión, específicamente la casa de Simón Pedro. Es aquí donde Jesús pronunció el discurso del Pan de la Vida, aquí cura a la suegra de Pedro, y “despierta del sueño” a la hija de Jairo. Así como la hija de Jairo, la Iglesia no está muerta, solo está dormida, anestesiada, y hay mucho por hacer.

Luego nos embarcamos en un bote para pasear por el lago de Galilea.  Solo pensar que en ese mismo lago, rodeado por esas mismas montañas, Jesús pescó con sus discípulos, calmó la tempestad y caminó sobre sus aguas, me hace meditar sobre la importancia histórica de una persona que no dejó escrito alguno y que se valió de 12 amigos para anunciar su Reino.

Llegamos a Séforis, donde la tradición dice que vivieron San Joaquín y Santa Ana, abuelos de Jesús. La ciudad está a 6 kilómetros de Nazaret y seguramente San José y Jesús trabajaron en la reconstrucción que gestionó Herodes Antipas. Recordamos las palabras del Papa Benedicto XVI cuando dijo que los abuelos eran los “garantes de la felicidad y de la ternura que todo ser humano desea recibir”.

Día 4

Capilla del Primado de Pedro
Capilla del Primado de Pedro, en Tabga.

Ay de ti Corozaín…”, comienza su maldición Jesús, pero para nosotros es una bendición llegar a esta ciudad. Aquí encontramos una sinagoga en ruinas del tiempo de Jesús. En este lugar Jesús hizo muchos prodigios y, sin embargo, los habitantes no se convertían. Así mismo, Dios nos da multitud de oportunidades para acercarnos a Él, pero preferimos desaprovecharlas.

Nos dirigimos al Primado de Pedro, en Tabga. “Pedro, ¿me amas?” Le pregunta tres veces, por las tres negaciones de Pedro durante la Pasión. Entramos a la pequeña capilla donde se encuentra una piedra donde la tradición cuenta que Jesús y Pedro tuvieron su diálogo. Pablo VI vino hasta aquí en peregrinación, siendo el primer Papa, en tiempos modernos, en visitar Tierra Santa.

Día 5

río jordán
Visita al Río Jordán, donde Jesús fue bautizado.

Nos despedimos de Galilea para ir a Jerusalén. Pero antes visitamos el Río Jordán. El padre Rino nos hace una comparación entre el pueblo de Israel y Jesús. Israel fue esclavizado por Egipto y debió cruzar el Río Jordán para llegar a la tierra prometida, luego de 40 años en el desierto. Jesús también fue un extranjero en Egipto, que luego de pasar 40 días en el desierto, llega al Jordán a bautizarse.

Cerca está el desierto de Judá y nos enfilamos a la cima de una de las montañas para admirar el paisaje. Si vale una comparación, las montañas me recuerdan a las olas del mar, es decir, son algo redondeadas. Esta vista la tendría Jesús cuando pasó en el desierto solo y seguramente fue el escenario de la tentación. ¡Qué difícil es estar solo! Pero en la soledad nos encontramos verdaderamente con Dios.

Día 6

¡Hoy hemos celebrado Navidad! Cuenta la Escritura que Dios decidió anunciarse a unos pastores, y ese hecho se ha dado en Beit Sahour, a dos kilómetros de Belén. La verdad no hay mucho que recorrer, solo se aprecian grutas. Encontramos una para celebrar la Santa Eucaristía. Hacerlo en el mismo lugar donde los ángeles cantaron El Gloria tiene una dulzura que me emociona.

Ya en Belén, nos dirigimos a la Basílica de la Natividad, que se encuentra en reconstrucción. Logramos hacer fila para llegar hasta el lugar en donde la tradición dice que nació Nuestro Señor. Nos arrodillamos de dos en dos para besar el piso y presentar nuestros respetos al Salvador. Este es un sitio de veneración desde el siglo primero y la iglesia actual data del siglo V.

A un lado, se encuentra la famosa Gruta de la Leche, lugar venerado desde los primeros cristianos. La tradición dice que aquí la Virgen María se encontraba dando de lactar al pequeño Jesús, cuando San José tiene el sueño de que deben escapar a Egipto. Una gota de la leche cayó en una roca que la volvió blanca y desde ahí, cristianos y musulmanes vienen a pedir por la bendición de poder concebir hijos.

Visitamos también el Cenáculo, lugar donde Nuestro Señor celebró la última cena y donde el Espíritu Santo descendió sobre los apóstoles en Pentecostés. Este lugar se encuentra en el Monte Sion y está administrado por el Estado. Es una pena que no se puede realizar ninguna celebración en este sitio donde se instituyó por primera vez la Eucaristía.

Caminamos hasta al Muro de los Lamentos para ver la celebración del Sucot, o Fiesta de las Tiendas. Las mujeres debemos de ir hacia un lado y los hombres al otro. Algunos hombres llevan quipá y otros unos sombreros singulares. El quipá es para recordar al hombre que su poder tiene un límite, luego de eso, está el poder de Dios.

Día 7

Hoy es nuestro último día de peregrinación. Subimos a lo alto de un mirador en el Monte de los Olivos a observar la Ciudad Santa. Podemos observar esta ciudad en donde las tres religiones más importantes conviven y compiten. Desde aquí, se alcanza a ver la Mezquita de Omar y la Explanada del Templo de Jerusalén, ambos construidos en el Monte Moriah, donde Dios le pidió a Abraham sacrificar a su hijo.

Luego vamos a la Basílica de Getsemaní, donde Nuestro Señor sudó sangre. El padre Rino nos recuerda las veces que rechazamos o escapamos al sufrimiento. Es muy fácil hacerlo en una sociedad que nos acostumbra a tener todo sin mucho esfuerzo. Pero Jesús nos enseña que es necesario aceptar la Voluntad del Padre en el sufrimiento, porque el pago por eso será la Gloria del Cielo.

Terminamos en la Basílica del Santo Sepulcro. La fila es larga para poder pasar un minuto. Hacer un momento de recogimiento es difícil por la cantidad de personas. La muchedumbre y el poco tiempo que tenemos me deja con un pequeño hueco en el corazón. ¿Será que no valoramos realmente lo que tenemos, o será que lo valoramos demasiado y es por eso que tenemos que compartirlo?

Hay muchos otros lugares, considerados por la tradición como sitios santos, que por falta de tiempo fueron imposibles de visitar. Me hubiera gustado mucho ir al lugar del martirio de Esteban o a la Dormición de María. Un ejercicio de mucha piedad hubiera sido realizar el Via Crucis, pero ya será para otro ocasión. ¡Siempre hay que dejar abierta la posibilidad de otra visita!

 

 

Por María Verónica Vernaza G.

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