Esos “amigos digitales” ¿benefician o perjudican el desarrollo de un hijo menor de 3 años?
A medida que avanza la transformación educativa, por el desarrollo de la tecnología, surge el debate entre las virtudes y defectos de su utilización. Como es lógico, surgen dudas en muchas personas, sobre todo por parte de los padres, que no saben cómo abordar este asunto, dado que las opiniones al respecto son con frecuencia opuestas, a favor o en contra.
Recientes estudios cuestionan si realmente la utilización de tablets, celulares, etc., es de valor. Podemos ver algunos datos recopilados para hacernos una idea aproximada de la situación actual.
- El 57% de los niños estadounidenses utilizan tabletas con aplicaciones educativas.
- El 70 % de los hogares con niños menores de 12 años que tienen una tableta fomentan que sus hijos usen el dispositivo.
- Más del 80% de las mejores aplicaciones de pago de la tienda ITunes entran en la categoría de educación.
- El 38% de los niños menores de 8 años de edad han comenzado a utilizar teléfonos móviles.
En cuanto a resultados educativos, los niños que utilizan algún tipo de aplicación de juego educativo entre los 5 y 10 minutos al día durante tres semanas:
- El 31% mejoró el reconocimiento de los colores por casi el doble.
- Un 45% mejoró sus habilidades con el dibujo en relación a la creatividad en un promedio del equivalente a más de 8 meses.
- El 38 % mejoró los niveles de habilidad de unir objetos en un promedio de más de 10 meses.
Por supuesto, siempre hay asuntos que matizar, como qué es o no verdaderamente educativo o cómo compaginar con la educación tradicional. Sobre todo en cuestiones de educación, conviene que todas las personas hagamos un esfuerzo por comprender las claves del momento y de tener conocimientos básicos para saber discriminar y seleccionar el uso correcto de la tecnología.
La clave está en los límites
Los padres deben limitar el tiempo que sus hijos utilizan los dispositivos electrónicos portátiles y asegurarse que dediquen tiempo a otras actividades.
Todos hemos sido testigos de la mirada concentrada que adopta un niño pequeño al agarrar una tablet o un teléfono inteligente, se muestran tranquilos y cautivados. Nuestros hijos son más inteligentes que nosotros utilizando tecnología, pero debemos estar conscientes de que probablemente tengan mayores dificultades a la hora de tener una conversación o relacionarse con otros, por el hecho de que su utilización en desmedida los aísla del mundo que los rodea.
Las tabletas son tan fáciles de usar que hasta un niño de 3 años de edad o menos ya puede dominarlas con una facilidad increíble. Las consecuencias de la adicción a los “amigos digitales” se evidencian cuando los niños alcanzan la edad escolar. No obstante, los científicos no niegan los factores positivos relacionados con la utilización, ya que varias de las aplicaciones pueden ayudar a desarrollar áreas específicas del cerebro y, a la vez, calmar a los niños.
La facilidad de uso hace que las tabletas y los teléfonos inteligentes sean muy utilizados entre los padres ocupados, que los emplean para pacificar a sus hijos durante los viajes en carro, salidas o mientras están en casa entretenidos con quehaceres domésticos. Y muchos se sienten un poco menos culpables por ello al pensar en el valor educativo de las aplicaciones y juegos que divierten a sus hijos.
Las consecuencias de la adicción a los “amigos digitales” se evidencian cuando los niños alcanzan la edad escolar.
Con todo esto, insisto a los padres que deben limitar seriamente el tiempo que sus hijos utilizan los dispositivos electrónicos portátiles y asegurarse de que ellos dediquen el tiempo suficiente a dormir, leer e interactuar con adultos y sobre todo con otros niños de su edad.
Además, en el campo educativo puede ser una herramienta interesante cuando la utilizamos como instrumento para ayudarnos a enseñar y nunca como reemplazo de otros materiales didácticos que son necesarios para el desarrollo psicomotriz. El niño necesita sentir, tocar, experimentar, utilizar las herramientas tradicionales para lograr un completo desarrollo armónico.
Por: María Mercedes Peré
Master en Educación
Especializada en Asesoramiento Educativo Familiar
