Es sorprendente ver como los medios de comunicación que tanto criticaban al Vaticano y a los católicos, ahora andan de los más curuchupientos llenando su programación con cuanta promoción, spot, propaganda, programa especial, cápsulas y demás productos televisivos sobre el Papa Francisco con la única intención de subir su rating.
Y es que la visita del Sumo Pontífice, en vez de ser usada por los medios como una oportunidad para difundir el mensaje de amor que Jesús nos dejó hace más de 2000 años y tratar de mejorarnos como ciudadanos (que tanto necesitamos), ha sido comercializada para ver quien consigue mayor cantidad de televidentes.
Si realmente fueran sinceros y coherentes con su aprecio a Francisco, deberían recortar esa programación asquerosa llena de crónica roja, programas basura, sexo, polémica, realities y telenovelas/series subidas de tono que no hacen nada más que daño mental a sus televidentes.
Lo peor es que algunos líderes de opinión, famosillos y hasta canales de televisión andan mal interpretando los mensajes del Santo Padre con el objetivo de hacer creer que el Papa Francisco concederá la comunión a los divorciados vueltos a casar, aceptará la homosexualidad y permitirá que los sacerdotes se casen. Eso no va a pasar, no sean incautos e infórmense a través de medios de comunicación realmente católicos.
Pero nada más grotesco es la infame manipulación de la imagen y peor aún de los mensajes del Papa Francisco que el gobierno, con una millonaria campaña de difusión, ha realizado empapelando al país entero haciéndole creer a los ecuatorianos que el Papa comulga con los ideales de la revolución ciudadana y su visión retorcida de la repartición de la riqueza.
Ante este apabullante uso del Papa Francisco, tratemos de no fastidiarnos y cogerle coraje al pobre hombre, él no tiene la culpa. La recomendación es tratar de silenciar nuestra mente y apartar este ruido audiovisual para dejarnos atrapar por su mensaje: el verdadero. No el que dice el gobierno o los medios; y no nos olvidemos de rezar por él y por nosotros.
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Por: VISUM
