Sobrevivió a las bombas y a la guerra, pero no al mar ni a las barreras geográficas que separan un Oriente Próximo en llamas de Europa.
El niño sirio cuya fotografía se ha convertido en el símbolo del drama de los refugiados -con su diminuta camiseta roja y su pantalón azul, tendido sin vida en la turística playa turca de Ali Hoca Burnu, lamiéndole la cara las mismas olas del mar que lo mataron- ha sido identificado como Aylan Kurdi. Solo tenía tres años. Su familia había intentado pedir asilo en Canadá.
La barca hinchable en la que viajaban la familia de Aylan y otros refugiados sirios –un total de seis personas- partió en la noche del martes al miércoles de la península de Bodrum (suroeste de Turquía) con destino a la isla de Kos. Pero jamás llegó a su destino. Junto al pequeño sirio murió su hermano, Galib (de 5 años), su madre, Rihan Kurdi (de 35 años) y un joven de 18 años. Solo dos personas, una de ellas el padre de la familia Kurdi, Abdullah, lograron ser rescatadas por los guardacostas turcos.
Abdulá Kurdi, el padre del niño ahogado cuya imagen se ha convertido en símbolo de la tragedia de los refugiados sirios ha relatado la tragedia: «La guardia costera [turca] nos detuvo y después nos liberó. Nos alejamos unos 500m de la costa, en el bote empezó a entrar agua y se nos mojaron los pies. A medida que aumentaba el agua, cundía el pánico. Algunos se pusieron de pie y el bote volcó. Yo sostenía a mi mujer de la mano», ha recordado. «Las manos de mis dos niños se escaparon de las mías, intentamos quedarnos en el bote, pero el aire disminuía. Todo el mundo gritaba en la oscuridad. Yo no lograba que mi esposa y mis hijos oyeran mi voz», ha añadido.
El padre del pequeño Aylan ha afirmado además que ha rechazado una oferta de asilo de Canadá: «Quiero que el mundo entero nos escuche desde Turquía, donde hemos llegado escapando de la guerra. Tengo un gran sufrimiento. Después de lo ocurrido, no quiero ir. Voy a llevarme los cuerpos primero a Suruç [ciudad turca en la frontera con Siria] y luego a Kobani [Siria]. Pasaré el resto de mi vida allí», ha explicado.
Los Kurdi, habrían intentado obtener un visado para Canadá, según la prensa de ese país. En unas declaraciones citadas por el diario Ottawa Citizen, la tía del pequeño Aylan, Teema Kurdi, residente en Vancouver desde hace más de 20 años, explicó que la Oficina de Ciudadanía e Inmigración de Canadá rechazó la petición de asilo que sus parientes habían solicitado en una representación consular canadiense en Turquía.
Medios turcos llevan hoy en su portada la foto del pequeño Aylan con titulares que acusan a la comunidad internacional de permanecer impasible al drama migratorio que se vive.
Aylan y Galib no fueron los únicos niños que fallecieron esa fatídica noche. Otra embarcación naufragó mientras seguían la misma ruta que el bote de los Kurdi. Ocho personas murieron, entre ellas una bebé de 9 meses, dos gemelos de año y medio y dos hermanos de 9 y 11 años. En esta barca, con capacidad para 10 ocupantes, viajaban 17 refugiados sirios por lo que se cree que fue el exceso de peso lo que hundió el bote. Uno de los supervivientes, entrevistado por la agencia turca DHA, afirmó que habían pagado 2.050 euros por cabeza a los traficantes que organizaron el viaje de la costa turca a la isla griega de Kos.
Prácticamente todos los medios turcos llevan hoy en su portada la foto del pequeño Aylan Kurdi con grandes titulares en que se acusa a la comunidad internacional de permanecer impasible al drama migratorio que se vive en el Egeo. “En 2015, el número de refugiados sirios en Turquía ha alcanzado los 2 millones; en Líbano, con una población de 4,5 millones, hay 1,1 millones –escribe Celal Özcan en el diario Hürriyet-.
Vía Diario El País