Jugando, los niños acumulan experiencias, maduran y además se entretienen.
Lo que para los adultos podría resultar un momento de desastre por el desorden que ocasionan los pequeños al terminar un juego, para los niños representa una manera proactiva de ejercitar su desarrollo psicomotriz. Por eso, los juegos representan no solo un vínculo de papá y mamá con el niño; sino también, una herramienta terapéutica. A través de la interacción tus hijos pueden trabajar disfunciones físicas, cognitivas, sociales y afectivas.
Estas son algunas ventajas que los juegos pueden traer a tus hijos:
Físicas:
– Desarrolla su lenguaje
– Expande su expresión corporal
– Mejora su capacidad de movimiento
Intelectuales:
– Desarrolla su pensamiento y lo impulsa a crear estrategias
– Evoluciona su creatividad
– Obtiene agilidad mental
Emocionales:
– Promueve el descubrimiento de su personalidad
– Eleva su autoestima
– Lo ayuda a sociabilizar
Los niños necesitan jugar en su actividad natural, esto les acumula experiencias y adquieren capacidades que favorecen su maduración; además de proporcionarles entretenimiento. Existen juegos en los que se aprende de una manera divertida, por ejemplo el triciclo, la bicicleta, los patines y ping pong. El pequeño podrá desarrollar su motricidad mediante ejercicios, juegos que supongan poner en práctica habilidades motoras.
La tendencia actual, debido al consumismo que vivimos, es que los niños jueguen con cosas (videojuegos o juguetes muy sofisticados), en lugar de jugar “a” cosas. Para eso es importante que le dedique tiempo a actividades como el juego de la rayuela, las banderas, juegos académicos, ajedrez, jugar a alguna profesión como doctor, cajera de supermercado, secretaria, etc. Cuando vamos por la calle, o también en casa, podemos aprovechar los cuadros de las baldosas para sugerir a los niños que anden de puntillas sin pisar ninguna de las rayas. Esto incentiva la imaginación del infante.