Es importante que conozcamos que aumenta un 30 % el acné por el uso de la mascarilla en el último año. Conoce qué podemos hacer.
El uso de mascarilla ha provocado un aumento significativo de problemas en la piel, sobre todo pequeños granitos que salen en la cara, ya que, el roce y presión que produce su uso, combinado con que la piel no transpira todo lo que debería al estar tapada, el aumento del vapor de agua que se produce al respirar con la mascarilla, y, el sudor que se genera, hace que haya más grasa y bacterias que provocan acné. Ésta es una de las principales causas, pero también se debe al aumento del estrés.
En los últimos doce meses han aumentado un 30 % las consultas al dermatólogo por acné y dermatitis seborreica y se prevé que aumente un 15 % más con el comienzo de las clases presenciales y la vuelta al trabajo en oficinas.
Esto, además, ha hecho que muchos jóvenes se sientan más inseguros y tengan problemas emocionales y psicológicos, el 40 % de los jóvenes que tienen acné sufren ansiedad y se sienten avergonzados cuando se quitan la mascarilla.
A pesar de que el uso de la mascarilla no es obligatorio en espacios abiertos siempre que se respete la distancia de seguridad, sí lo sigue siendo en todos los espacios cerrados, incluidos los colegios y los lugares de trabajo, donde los niños, adolescentes y jóvenes trabajadores tiene que seguir llevándola a diario durante muchas horas provocando la aparición de eccemas en la piel y pequeños granitos.
Consejos para evitar el acné
Compartimos varios consejos para evitar el acné a pesar del uso de mascarillas:
Respetar el tiempo de uso de la mascarilla
Si podemos, debemos intentar tomarnos un descanso de la mascarilla. Siempre que estemos en un lugar seguro, al aire libre, mejor solos y, si no, respetando la distancia mínima de dos metros con otras personas, y después de habernos lavado las manos, es recomendable quitarnos la mascarilla durante 15 minutos cada cuatro horas.
Limpieza profunda
Las mascarillas reducen la ventilación del rostro durante horas y es muy importante que la piel respire correctamente el resto del tiempo que no la utilizamos, por lo que es necesario hacer una limpieza profunda, preferiblemente doble y siempre, al llegar a casa.
El primer paso es limpiar el rostro con agua tibia y un jabón específico para el tipo de piel que tengamos, esto hará que los poros se abran y la piel se oxigene. A continuación usaremos agua micelar como segundo limpiador para que la piel recupere la vitalidad.
Se trata de una fórmula que contiene agua purificada y mínimamente mineralizada con un pH fisiológico, con unos tensioactivos no iónicos y glicerina, también puede tener agua de rosas o aceite de almendras. Por último, una vez acabada la limpieza, es conveniente hidratar la cara con la crema que mejor se adapte a nuestra piel.
Exfoliación
Una o dos veces por semana hay que retirar las células muertas que taponan los poros con una exfoliación. Hay productos específicos para eso, pero también se puede hacer casera mezclando copos de avena y miel y aplicarse con suavidad haciendo pequeños círculos en el rostro sobre la piel húmeda, se deja que actúe durante cinco minutos y se retira con abundante agua fría. La avena es buena ya que elimina las células muertas y la miel deja la piel hidratada y suave.
Mascarilla
Además de una buena exfoliación un par de veces a la semana es importante aplicar una mascarilla adecuada para nuestra piel. En el mercado existen multitud de productos específicos para pieles con acné, pero debemos fijarnos en que tengan alguno de estos ingredientes:
- Arcillas. Ya que purifican los poros y ayudan a absorber la grasa.
- Ácido glicólico y salicílico. Se encargan de equilibrar el nivel de grasa de la piel y bajar la inflamación.
- Azufre. Muy útil por sus propiedades antibacterianas.
- Carbón activo. Absorbe las impurezas y toxinas que nuestra piel acumula.
También podemos hacer una casera mezclando arcilla verde con agua, zumo de limón y dos cucharadas de aceite de oliva, esta mezcla se aplica sobre la piel limpia y se deja actuar durante 20 o 30 minutos. Después se retira con agua tibia.
Hidratación
Una correcta hidratación de la piel hace que ésta luzca más sana y calmada. Una buena opción es usar un producto que contenga aloe vera, ya que actúa sobre las tres capas de la piel, tiene un poder regenerador, calmante y refrescante.
Si tenemos dudas, lo mejor es consultar con un dermatólogo para que nos recomiende una crema específica para nuestro problema. Además de hidratarse por fuera es importante hidratarse por dentro, beber dos litros de agua al día también ayuda a la piel.
Descansar lo máximo posible
Para lucir una piel radiante hay que descansar lo máximo posible, al igual que nosotros estamos cansados nuestra piel también se fatiga. La falta de sueño produce radicales libres que causan envejecimiento prematuro y provocan más granitos, así que, es muy importante dormir ocho horas diarias.
No tocarse los granitos
Parece obvio, pero no todo el mundo cumple esta premisa, especialmente cuando aparece un granito ese día que no debería estar y se tiene la tentación de reventarlo. Pues mucho ojo, porque al hacerlo el líquido infectado puede introducirse en las capas más profundas de nuestra piel provocando más infección, además, al romperlos, podemos dejar pequeñas cicatrices permanentes.
Llevar una alimentación equilibrada
Una dieta sana y equilibrada es clave para tener una piel sana y radiante. Existen estudios que evidencian que los alimentos con un índice glucémico alto pueden alterar el estado de nuestra piel ya que modifican la insulina que estimula las hormonas que lo desencadenan.
Por lo tanto, evitarlos e incluir alimentos con un índice glucémico bajo como los alimentos integrales, legumbres, vegetales o frutas son claves para prevenir el acné. También se recomienda reducir los lácteos si el acné que se padece es grave ya que existe una relación positiva entre el consumo de lácteos y su prevalencia.
Fuente: Nutritienda.
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